Hubo una larga época de mi vida en la que pasaba tres cuartas partes del año en Blacos. A los meses de verano se unían siempre las vacaciones de Navidad y las de Semana Santa. Y seguro que era uno de los pocos de mi edad que odiaba las tardes de sol y calor, sobre todo las de agosto. Y el motivo era muy simple, casi todos querían ir al río a bañarse, y cuando digo casi todos incluyo a chicos y chicas de mi edad. Yo no lo soportaba, Más de una vez he hablado de mi alergia a cualquier agua que no saliera ... (ver texto completo)