Existe una leyenda en torno al constructor del acueducto, por si hay quien no la conoce la voy a referir.
Hace muchísimo tiempo había en Segovia una joven aguadora, que pasaba todo el día yendo al río a por agua, pues servía en uno de los palacios en lo alto de la ciudad. Cansada de estar siempre subiendo y bajando se lamentaba mientras llenaba su cántaro "daría cualquier cosa por dejar de acarrear agua".
Enseguida el Diablo siempre al acecho se apareció a su lado y le preguntó " ¿de verdad darías cualquier cosa?". Y ella le contestó "claro que sí, estoy harta de tanto ir y venir".
Entonces el Diablo le propuso un trato, él construiría un puente que llevase el agua a la ciudad y a cambio se quedaría con el alma de la joven. Ella entusiasmada con la idea de una vida más cómoda aceptó inmediatamente, sin pensar, y se selló el trato, sólo puso una condición que el Diablo llevará a cabo su empresa en una sola noche.
Dicho y hecho, al caer la tarde el Diablo comenzó a realizar su tarea, desatándose una tormenta mientras trabajaba a toda velocidad, trayendo las piedras de la montaña que se conoce como siete Picos y que por eso tiene esa forma.
La joven asustada por la forma de trabajar del demonio, se dio cuenta de que iba a perder su alma y arrepentida se encomendó a la Virgen, que se apiadó de ella y adelantó una hora el amanecer, de tal forma que el canto del gallo sorprendió al Diablo cuando sólo le quedaba una piedra por poner para terminar el Acueducto. Al ver que no había conseguido su objetivo el Diablo se marchó muy enfadado.
Los segovianos al ver el enorme puente creyeron a la joven cuando les explicó lo que había pasado, aún se pueden ver en las piedras los agujeros de las garras del Demonio.
Hace muchísimo tiempo había en Segovia una joven aguadora, que pasaba todo el día yendo al río a por agua, pues servía en uno de los palacios en lo alto de la ciudad. Cansada de estar siempre subiendo y bajando se lamentaba mientras llenaba su cántaro "daría cualquier cosa por dejar de acarrear agua".
Enseguida el Diablo siempre al acecho se apareció a su lado y le preguntó " ¿de verdad darías cualquier cosa?". Y ella le contestó "claro que sí, estoy harta de tanto ir y venir".
Entonces el Diablo le propuso un trato, él construiría un puente que llevase el agua a la ciudad y a cambio se quedaría con el alma de la joven. Ella entusiasmada con la idea de una vida más cómoda aceptó inmediatamente, sin pensar, y se selló el trato, sólo puso una condición que el Diablo llevará a cabo su empresa en una sola noche.
Dicho y hecho, al caer la tarde el Diablo comenzó a realizar su tarea, desatándose una tormenta mientras trabajaba a toda velocidad, trayendo las piedras de la montaña que se conoce como siete Picos y que por eso tiene esa forma.
La joven asustada por la forma de trabajar del demonio, se dio cuenta de que iba a perder su alma y arrepentida se encomendó a la Virgen, que se apiadó de ella y adelantó una hora el amanecer, de tal forma que el canto del gallo sorprendió al Diablo cuando sólo le quedaba una piedra por poner para terminar el Acueducto. Al ver que no había conseguido su objetivo el Diablo se marchó muy enfadado.
Los segovianos al ver el enorme puente creyeron a la joven cuando les explicó lo que había pasado, aún se pueden ver en las piedras los agujeros de las garras del Demonio.
