Mantiene el uso para el que fue creado, perteneciendo desde su origen a la actualidad a los monjes de clausura de la Orden de
San Jerónimo. Los diferentes
edificios que componen el conjunto monacal están distribuidos en torno a varios
claustros de estilos
gótico, mudéjar y plateresco. Lo mandó construir el rey Enrique IV de Castilla en el año 1447.