MEMBIBRE DE LA HOZ: Historia Informal de Membibre. Cap III (Cont.)...

Historia Informal de Membibre. Cap III (Cont.)

Y ahora, e incluido dentro del proceloso ambiente de las gentes hispanorromanas, se pueden hablar unas líneas sobre la posible existencia de una Villa Romana en Membibre.
Las Casae fueron las primitivas chozas que había en la zona de Roma antes de su portentosa manifestación. Más tarde y con el auge militarista, republicano o imperial, el tipo de viviendas mejora considerablemente y aparece la típica casa romana que bien podía ser una Domus como lo más refinado para gente pudiente, o bien las Villas, tanto de extrarradio de ciudades como en el campo, y que en este caso se llamaban Villas Rústicas. Así tal cual. Las viviendas urbanas se llamaban Insulas y tenían varios pisos.
La villa romana más simple era una construcción de un solo piso, de forma cuadrada o rectangular que constaba de las siguientes partes: un vestíbulo de entrada, una "taberna" que era la tienda donde se vendían los productos de la casa. Un "atrium" abierto al exterior a veces con "impluvium" o pequeño estanque de recogida de aguas. Alrededor de esto se conformaban el resto de las dependencias como el "tablinum" o sala de estar, el "triclinium" o comedor, las "alae" o habitaciones del servicio o las "cubículas" o dormitorios. Las Villas Rústicas poseían además edificios para el ganado, las herramientas, los graneros, las bodegas y las caballerizas y una casa a parte para el "villicus", encargado o capataz de la villa.
Esta manifestación de villas en el ambiente hispanorromano entre los siglos II y IV se convirtió en algo muy frecuente. Solo en la provincia de Segovia se podrían contar hasta un centenar de villas de esas. Si esa tónica se repite en las otras provincias, aunque nada más fuese en las más famosas de presencia romana, el número de villas total en Hispania sería una cifra impresionante.
Otro asunto es la clase de gentes que fundaron y que después se sucedieron en esas villas. En una primera suposición haría que pensar que serían familias completas de gentes de Italia, burócratas o gobernadores de ciudades, prebostes del ejército con dotes de tierras por sus méritos, comerciantes con sus negocios y familias que decidieran esta residencia. Pero tampoco se podría descartar la posibilidad que los ricos señores y señoras que habían existido desde siempre en la sociedad hispana construyeran y fueran dueños de algunas o muchas de esas villas romanas diseminadas por el territorio, ya que esa era la moda impuesta entre la gente elegante.
Las villas más famosas en Hispania son: El Ruedo en Almedinilla en Córdoba de los siglos I al V despues de nuestra era; Bruñel en Jaén; Villa de Centelles y Villa de Munt en Tarragona, ésta última residencia del gobernador de Tarraco; Fortunatus en Huesca; Veranes en Gijón del siglo IV después; Arellano en Navarra de los siglos IV al V después; La Olmeda en Palencia y Almenara Puras en Valladolid, ésta última de los siglos I al V después de nuestra era.
En Segovia la mayoría de las villas romanas se fundan en los siglos I al II, se destruyen o abandonan durante la crisis del siglo III y se recuperan hacia el siglo IV después de nuestra era. En las Villas Rústicas ya se fabricaban trillos con piezas de silex, arados, horcas, etc, utensilios de labranza que con variantes llegan hasta nuestros días. Es en el siglo IV después de nuestra era el periodo de esplendor de las villas romanas en Segovia. En su última fase, algunas de ellas y sus territorios son usadas como cementerios o necrópolis visigodas. Las más famosas son: Villa de Los Casares en Armuña, de los siglos I al V después; villa romana de Santa Lucía en Aguilafuente de momento de esplendor hacia el siglo IV después, villa romana de Paradinas de los siglos III y IV después, villa romana de Pedraza de los siglos II al V después, villa romana en Palazuelo de Eresma. Otras villas romanas se pueden citar en Espirdo, El Guijar, Madrona, Laguna de Contreras, Las Vegas de Requijada, Valseca de Bohones, Escarabajosa de Cabezas, Donhierro, Abades, Riaguas de San Bartolomé, Ventosilla y Tejadilla, Cedillo de la Fuente, Torreiglesias, Turégano, Saldaña de Ayllón, hasta un centenar aproximadamente.
En relación ahora con la posible existencia de esa villa romana en el término de Membibre se puede decir que si es cierta, si hasta este lugar remoto llegara la presencia de esos señores romanos invasores, el propio fenómeno de esas villas no sería un cualquier hecho histórico, sino una constante a tener en cuenta para enjuiciar de una manera correcta los tiempos hispanorromanos. Si la secuencia de datos es correcta en la provincia de Segovia, o sea un centenar de villas, y los pueblos mismos de la provincia son en un número de 227 pueblos, se podría decir que existieron villas romanas en un pueblo sí y en otro no.
En cuanto al lugar más idóneo para situar esa villa romana sería la pequeña alquería de alfareros del Prado Quintana-Los Comunes por los restos encontrados en aquel lugar. En efecto, pudiera ser que las intenciones de aquel señor romano fueran en principio el construir su casa en el propio pueblo, pero lo dificultoso del terreno, existencia de laderas y profusión de arroyos y manantiales, le habrían decidido por el lugar más llano y benévolo de Los Comunes. Ello, sin embargo, habría supuesto un respiro para los habitantes del viejo castro pues con ello se librarían de la incómoda presencia.
En efecto, existe todavía un pequeño camino muerto que se adentra unos 80 metros con una vuelta hacia esos antiguos prados. Es al final de ese corto camino donde comienzan a aparecer los restos de civilización romana.
No ofrece el lugar sensación de tratarse de una gran villa rústica de explotación agraria, sino más bien un lugar de descanso, acaso emparentado con otra villa más grande de cercanías o lejanías. La casa estaría situada al este de la pequeña alquería de alfareros y compartiría con ella las relaciones sociales y de comercio.
Sobre las pruebas de existencia de esa pequeña villa romana son numerosas y quedan expuestas en la Galería Fotográfica de Membibre. Sin duda los primeros restos corresponden a cerámicas sigillatas, y la presencia pertinaz de pedazos de tegulas (tejas romanas) y pavimento. Pero lo que al final me decidió a situar allí la casa fue la aparición -en una de las aradas invernales de los tractores- de un grifo de arcilla y numerosas piezas también de ese material con marcas de tuberías de agua corriente.