MEMBIBRE DE LA HOZ: Historia Informal de Membibre. CAP III (Cont.)...

Historia Informal de Membibre. CAP III (Cont.)

Para ilustrar esta época en torno al Año Cero, la "gran paz de Augusto" en Membibre, se puede traer a cuento un ejemplo paradigmático como es la aparición también de no se sabe dónde de los carros de comerciantes, costumbre que sin duda llega hasta nuestros días. Son estos, acaso, un invento de la época y se trata de unas unidades o grupos de carros que se encargaban de mover mercancías diversas de un lugar a otro, de pueblo en pueblo, unidades que en ocasiones llegaban a recorrer grandes distancias para mejor funcionamiento de su oficio. Existen ciertos indicios para la existencia de esos comerciantes como son ciertos productos de alfarería que aparecen ahí, sin más, o la misma producción del alfarero que parece seguir unas ciertas pautas de producción, desaparición de los productos. Con los carros de comerciantes llegaba de todo y se marchaba de todo, desde el mismo idioma el latín, algo importantísimo y esencial a la hora del canje, el uso de las monedas o las consultas judiciales o contractuales, etc, hasta las nuevas modas, los nuevos productos, pero cuya puesta en circulación era la misma esencia del oficio de comerciante, así como transportar productos de un lugar a otro, productos que se habían fabricado desde siempre, barros y recipientes, ropa y calzado, herramientas para trabajar la tierra y los diversos oficios, objetos preciosos o singulares, ideas, noticias, nombres.
En cuanto al hecho mismo del canje es necesario advertir que ello y salvando unas primitivas formas de cambio de unos materiales con otros, unos animales por otros, productos por otros productos, "en especie" que se dice, le siguió otra forma no menos original en la que aparecieron por doquier una diversa clase de objetos de aspecto precioso que vinieron primero a ayudar ese canje y más tarde a suplantarlo, es decir a conceder a esos objetos preciosos valor intrínseco o de propiedad o semejanza con los mismos productos. Esta forma de comercio y canje fue algo muy famoso en otras grandiosas culturas, desde que en el oriente se cambiaran 27 o 30 granos de café por una gallina, toda clase de pequeños o más grandes objetos, más o menos preciosos, pepitas de oro y plata, minerales como cobre, bronce o hierro, piedras preciosas o semipreciosas, de valor mayor o menor aparecieron para hacer posible dicho canje. Fuera así la pericia del comerciante junto con la perspicacia de sus clientes lo que venía a otorgar el valor "legal" para esos pequeños objetos. Era la crematística de la bolsa. La puesta en marcha de la moneda vendría más tarde a suplantar el uso de esa crematística por el valor de la pieza monetaria, valor que vendría avalado por supuestos estatales y de organización de países. En lugares como Membibre, se puede observar por indicios, se comerciaba prácticamente con todo aquello que representara un valor más o menos estandarizado.
Ahora unas importante notas o circunstancias determinadas que acaso tuvieran lugar con la puesta en marcha de la civilización romana por estos lugares y otros de la Península Ibérica. El tema de los impuesto, por ejemplo. No puede saberse si en los lugares como Membibre llegaron a pagarse impuestos en esta remota era, no se sabe si existían antecedentes de los mismos en las anteriores culturas de Arévacos, y Vaceos, si las grandes ciudades exigían impuestos sobre las más pequeñas a cambio de relaciones comerciales o por la protección de las mismas, lo cierto es que con las nuevas formas y las ínfulas estatales de la organización romana el rollo de los impuestos de varios tipos fue algo normal a medida que las legiones fueron conquistando territorio. En las zonas rurales se estableció un impuesto sobre la renta por la propiedad de las tierras que consistía en que los agricultores de cada pueblo o lugar pagaban el 5% de sus cultivos y ganaderías, lo más común eran cantidades de cereal, trigo.
Otra historia es la de la propiedad de la tierra, pues la cosa hacia el pasado quedó prevista en relación con la llegada a Membibre de los típicos productos de cultivo de la tierra, trigo, cebada, centeno, y de las posibilidades de cada grupo familiar para preparar superficies para la siembra, más tarde la función comunal habría previsto una mancomunidad de tierras de cultivo y rotación en la posesión de las mismas, y comunidad de graneros y simientes. No puede saberse cómo estaba eso en Membibre a la llegada de la civilización romana, pero es de calcular que no muy diferente de como sucede en la actualidad, pequeños propietarios libres y lugares de propiedad comunal. Se supone que aquel que más pudiera, más tuviera, o más le tocaría en el lote de reparto por número o fortaleza de los miembros de cada familia, pero acaso algunos tendrían más que otros y que unos pocos habrían conseguido hacerse ricos con el propio trabajo de ganadería y agricultura.

Un hecho impepinable en este sentido, son los intereses de la propia civilización romana que no fueron otros que el favorecer de muy diversas maneras y por mera simpatía la existencia de los ricos y grandes propietarios, pues no solo eso sería algo más de acorde con la forma de ser y la clase de hombres y mujeres que llegaron de Italia, derivados de las legiones o que se criaran aquí, sino que la existencia de esos ricos o propietarios pagarían más impuestos a la organización de las provincias. Es por eso que la tónica general de los pocos cientos de años que aquí permanecieron los romanos -su organización- fuera la lenta disminución de los pequeños propietarios libres y la concentración de tierras y propiedades en unos cuantos.
Un último aspecto aquí, que sucediera a la llegada de la romana civilización sería la puesta en marcha de la singular idea de "lo clásico", o sea, el cómo tienen que ser las cosas, algo parecido a que las cabezas son redondas y las piedras cuadradas. Bien. Sean acaso las particulares condiciones de la sociedad que existió desde antiguo en los lugares peninsulares, en unos más que en otros, las que mejor pueden traer luz para el asunto. La idea y forma de "lo clásico" es un invento genuino de griegos y romanos y además no es posible saber si ellos mismos lo habrían visto de esa precisa manera pues esa denominación de origen procede del futuro. Ellos mismo también habrían sido considerados bárbaros por pueblos más civilizados en Anatolia, Mesopotamia y Egipto, pero no "un poco bárbaros", sino "barbarísimos" por sus vecinos de oriente al principio de la civilización. Es ahora pues cuando, como en el resto de Europa, aparecen esas formas especiales en la sociedad, en la industria, el comercio, el arte y la literatura, las ideas, los mitos y los dioses de la Cultura Clásica.