Ofertas de luz y gas

BERNUY DE COCA: HISTORIA DE LA PROVINCIA...

HISTORIA DE LA PROVINCIA
SIGLO XVI
Hasta el siglo XVI, debido a la peste de 1589, la evolución de Segovia fue ascendente en todos los órdenes.
Durante el siglo XVI, Segovia llegó a su límite demográfico hasta llegar a ser la tercera ciudad de Castilla, tras Valladolid y Salamanca. Este aumento demográfico va unido, entre otros factores, al crecimiento agrario y al desarrollo de la industria textil. También cabe destacar de este periodo, la acuñación de moneda que llegó a su máximo esplendor con la fundación del Real Ingenio de la Moneda. Esta fábrica fue orgullo de la ciudad y uno de los edificios industriales más interesantes de los que quedan en España.
A pesar de que en el siglo XVI el renacimiento había llegado a Europa y Segovia parecía una ciudad propicia para que el renacimiento floreciese, sin embargo, los ciudadanos carecían de interés cultural dedicándose únicamente a la actividad comercial.
El trazado de la ciudad sufrió pocas modificaciones. Se realizaron actuaciones puntuales para mejorar el aspecto de las calles y nuevas alineaciones circunscritas a la parroquia de San Miguel donde la densidad del tráfico impuso el ensanche de las callejas. Las transformaciones más radicales se produjeron en la parroquia de San Andrés, concretamente, en las Canongías y Barrionuevo.
9
A principios del siglo XVI, los edificios que rodeaban la catedral habían llegado a ocupar la práctica totalidad de la plazuela que, ahora, se extiende ante el Alcazar. En 1520, los comuneros sitian el Alcazar y se encasillan en la Catedral. Al finalizar la contienda, la catedral estaba arruinada pero era posible su reconstrucción. Sin embargo, se obligó a reconstruir la catedral alejada del alcázar.
Hacia 1550 la Segovia física había cristalizado. En 1568 la obra de la catedral había llegado al crucero y se pudo oficiar en las naves. En 1532 se hundió San Miguel y en el 36 se iniciaba su reconstrucción, si bien no sobre su primitivo emplazamiento, sino más hacia el sureste, en el sitio que hoy ocupa. Se aprovechó la ocasión para unir las plazas Grande y Chica, a las que se añadió el solar de la propia iglesia, y configurar la primera Plaza Mayor.
Todo contribuía a polarizar en el centro de la ciudad la actividad religiosa, económica y de gobierno. Incluso el propio concejo iniciaba gestiones para comprar una casa donde celebrar las juntas.
La concentración del mundo mercantil en la parroquia de San Miguel y la densidad del tráfico aconsejaron ensanchar algunas calles, como la del Potro, y a suprimir voladizos, cobertizos y otros cuerpos, quitar rejas y arrimar fuentes públicas a las paredes. Sin embargo no podemos hablar de una planificación urbana a gran escala. Es significativo, por el contrario, la atención que prestaron tanto el Cabildo como el Ayuntamiento a que la catedral apareciera despejada y limpia, prohibiendo se adosaran casas o tiendas a la misma. Así en 1580 el Ayuntamiento se dirige al cabildo catedral instándole al derribo de los edificios que ocupaban la fachada occidental.
El resto de parroquias intramuros permaneció inalterada salvo San Martín debido a la construcción de numerosos palacios y a que la calle real, que une la plaza con el azoguejo, fue cobrando importancia económica hasta convertirse en el eje principal.
Durante este siglo, los arrabales del sur se extendieron hasta los límites que han permanecido hasta mediados del siglo XX debido a la pujanza económica y aumento demográfico. Eran barrios de artesanos y obreros de todos los gremios aunque también los nobles se construyeron palacios como el Ayala Berganza, el de Digo de Riofrío (desaparecido) o el de los marqueses de Peñasrubias en la plaza del Salvador.
10
Para atender a la población enferma se construyó el hospital de la Encarnación en la parroquia de San Clemente junto al arroyo clamores. En la parroquia de San Millán se encontraba el antiguo hospital de Sancti Spiritus.
El Ayuntamiento comenzó la ordenación y plantación de la Alameda, primer parque público de la ciudad que completó el cinturón verde que de forma espontánea brota en los valles que rodean la ciudad.