Según decían las gentes de la época, tuvo una niña a la que no reconoció. A su muerte, sin dejar herederos pasó todo a manos de la Fundación Ines Luna, que principalmente se ha dedicado a la administración de las
fincas. La
casa está completamente en
ruinas, aunque merece la pena visitarla, y darnos cuenta de lo que tuvo que ser cuando se encontraba en todo su expendor.
Quien quiera saber algo más en la siguiente dirección encontrará una amplia memoria mandada elaborar por su padre a un perito
... (ver texto completo)