Desde el Alto Aragón, a Sequeros con todo mi amor.
Como español, como ciudadno de mundo, aún acreciento mas, si cabe, mi sentimiento por Sequeros y todo lo sequereño.
Sequeros es eso... Lo más bonito que se parió. El pueblo, la villa, en la que todo bien nacido quisiera haber nacido, dicho con todo respeto.
Si no existieras, Sequeros de mi alma, habría que crearte. Estás en el mundo para que haya de todo.
Lo serrano irradia en Sequeros de forma y manera que se hace aún mas bello, más sugestivo, posibilitando que sus gentes, curtidos en los nobles aires serranos, sean esa clase de personas que, por angosto que algo sea, todo lo llenen de encanto, lo faciliten, cual desprendidos por encima de todo y a cambio de nada.
Sequeros de mi corazón, pensar en tí es ese deleite que emborracha sin intoxicar, ensueña soñando y acaricia cual deleite ansiado.
Te lo digo desde la profundidad de mi todo yo.
Si cuanto me has dado, -un todo por encima del todo- no te lo reconociera, no merecería que me nacieran, -hace ya años- en tus incomparables entrañas.
Miguel Rodríguez y Huerta.
De la familia de los cubanos).
Como español, como ciudadno de mundo, aún acreciento mas, si cabe, mi sentimiento por Sequeros y todo lo sequereño.
Sequeros es eso... Lo más bonito que se parió. El pueblo, la villa, en la que todo bien nacido quisiera haber nacido, dicho con todo respeto.
Si no existieras, Sequeros de mi alma, habría que crearte. Estás en el mundo para que haya de todo.
Lo serrano irradia en Sequeros de forma y manera que se hace aún mas bello, más sugestivo, posibilitando que sus gentes, curtidos en los nobles aires serranos, sean esa clase de personas que, por angosto que algo sea, todo lo llenen de encanto, lo faciliten, cual desprendidos por encima de todo y a cambio de nada.
Sequeros de mi corazón, pensar en tí es ese deleite que emborracha sin intoxicar, ensueña soñando y acaricia cual deleite ansiado.
Te lo digo desde la profundidad de mi todo yo.
Si cuanto me has dado, -un todo por encima del todo- no te lo reconociera, no merecería que me nacieran, -hace ya años- en tus incomparables entrañas.
Miguel Rodríguez y Huerta.
De la familia de los cubanos).