SALAMANCA: La conocida como cerca nueva de Salamanca nunca fue...

La conocida como cerca nueva de Salamanca nunca fue una muralla fuerte, uniforme en anchura y altura. Las dificultades económicas del concejo y el quedar apartada la ciudad de los posibles frentes de guerra, no favoreció el tener una muralla mejor. El espacio que delimitaban sus muros eran de una 110 hectáreas y llegó a disponer de 13 puertas, en algunos casos flanqueadas por torres. Las puertas tomaron el nombre de iglesias, parroquias, conventos y caminos de dirección que había en sus proximidades.
Cuando había que hacer alguna reparación se recurría a materiales de bajo coste y rendimiento, como barro, pizarra, adobe o cal. En otras ocasiones, para afianzar las partes más deterioradas se utilizaban materiales de casas en ruinas o se desmochaban las torres que la flanqueaban. Con el tiempo, se permitieron el acoplamiento a sus muros interiores viviendas de particulares, establos y cuadras; algo que se acabó haciendo también en parte de los muros exteriores.
La muralla, aparte de la utilidad defensiva contra los enemigos, también sirvió para preservar a sus moradores de las grandes pestes que en la Edad Medía solían asolar a las poblaciones. Igualmente, era de gran utilidad desde el punto de vista fiscal, ya que las mercancías que querían venderse a los habitantes de la ciudad tenían que pagar una tasa, especialmente si se trataba de vino.
Durante la ocupación francesa entre 1808 y 1814 se utilizaron sus piedras para reforzar los fuertes construidos en los cerros de San Vicente, San Cayetano y la Merced y, por si fuera poco, los fuertes bombardeos que somete a la ciudad el ejército de Wellinton hace que una parte de la muralla quede prácticamente destruida e irrecuperable a la finalización de la guerra por falta de fondos y la crisis generalizada.
Es el 2 de marzo de 1867 y tras la supresión de los derechos fiscales sobre las puertas, cuando el Ayuntamiento obtiene el permiso pertinente para el derribo de la ruinosa muralla en la que se había convertido, ya que constituía un auténtico peligro para los vecinos.
Lo que vemos en la fotografía es lo que nos ha llegado de la cerca nueva. Esto se encuentra o se puede ver desde el Paseo del Rector Esperabé (sobre el pozo de la nieve) o por el Monte Oliveti (convento PP. Dominicos)