retablo de la capilla de talavera, SALAMANCA

En la Catedral Vieja.

En la predela aparecen, bajo las calles laterales, sendas parejas de arcos de medio punto con el intradós cajeado, esculpidos en perspectiva cónica, que parece convertirlos en pequeñas hornacinas. Probablemente, servían de fondo a cuatro imágenes desaparecidas. En la calle central aún se conserva el lugar de la reserva eucarística, que deja ver el acolchado interior sostenido por estrellas de metal, puesto que ha perdido la puerta que lo cerraba. Dos pilastras cajeadas, que adelantan la calle central, lo jalonan, exornando su interior con placas recortadas de parecida traza, difiriendo visualmente en su espacio central, oval o en punta de diamante. Los extremos del retablo, en la predela, muestran las volutas de las ménsulas que sostienen los pares de columnas del estrato superior.

En el primer nivel, las calles laterales se encuentran retranqueadas respecto de la central, que se adelanta y de ese modo realza la casa de la imagen titular, rematada por un frontón curvo partido que invade el espacio del segundo piso. Los elementos sustentantes son columnas estriadas torsas, con un cambio de dirección en sentido inverso en el tercio inferior del fuste, amén de resaltar las estrías con pintura azul y filas de ovas doradas. Los capiteles son dóricos y sustentan un pequeño tramo de entablamento con cornisa volada que anima el conjunto, adhiriéndose al fondo en las calles laterales y sobresaliendo sobre las columnas. El intercolumnio en los grupos de los extremos se adorna mediante placas recortadas, espejos y puntas de diamantes.

Las casas laterales están compuestas por huecos rectangulares, de menores dimensiones que el central, sobremontados por dinteles curvos abiertos, culminados en volutas y cobijados por el discurrir de un friso con elementos vegetales y la correspondiente cornisa retranqueada. El trasdós de las hornacinas se encuentra decorado con el mismo motivo de placas recortadas que alternan formas cuadradas y ovales.

En la calle central, la hornacina contrasta con las que a su vez la jalonan, tanto por el tamaño, como por cubrirse con un arco de medio punto, frente a la solución adintelada utilizada por las anteriores. Las pilastras que sostienen el arco aparecen decoradas por la reiteración del alterne entre puntas de diamante y espejos ovalados unidos mediante el juego visual producido por las placas recortadas. Lo mismo se puede decir del intradós del arco, donde los volúmenes de los óvalos y de las puntas de diamante son más llamativos. Las columnas que jalonan la casa se encuentran colocadas en el mismo nivel que las de los pares extremos, siendo la estructura de la hornacina la que sobresale en volumen del plano del retablo. Señalamos que es sólo en la calle central en donde se va a dar este fenómeno, siendo en el primer nivel, el lugar del titular, donde más abultado resulta el volumen; en el segundo se aminorará, para finalmente desaparecer en el mismo plano que el resto del retablo en el ático. Así, se marca particularmente la preeminencia de los lugares y se sobredimensiona el de la imagen a cuya tutela está encomendado el recinto.

En el segundo piso, siendo consecuente con la superposición de los órdenes, se hace uso del estilo corintio. Las columnas se elevan sobre plintos, y al fuste entorchado, unen la decoración del tercio inferior con puntas de diamante. Se advierte la particularidad de convertir el intercolumnio de la doble columna de los flancos, en dos pequeñas calles, en las que se inserta una reducida hornacina. Para dar variedad a los lugares donde están dispuestas las imágenes, la calle central usa del mismo tipo de hueco arquitrabado, sobremontado por un frontón curvo partido que culmina en volutas, usado en las laterales del nivel inferior, en el que ha sido introducida la imagen de la Asunción. La casa central está remarcada por el uso de dos pequeñas columnas en los extremos, dispuestas sobre altos plintos, seguidos de grandes mensulones,
finamente decoradas en el fuste, como sus homólogas mayores del primer cuerpo. En cambio, las hornacinas de las calles laterales se encuentran configuradas por arcos de
medio punto sobremontado por arquitrabe y frontón mixtilíneo.

En el ático, las columnas son de orden compuesto, dispuestas en grupos de dos, sobre plintos y ménsulas, y las extremas, retranqueadas en el plano respecto de las
interiores. El tránsito de tres calles a calle única se realiza por medio de dos aletones disimulados por cartelas sobre las que se han esculpido grandes mascarones con sartas y flores. A plomo, sobre las columnas de las calles laterales del piso inferior, se eleva un tramo de entablamento rematado por bolas culminadas por conos, en los laterales, y pirámides en el resto. La calle central está ocupada por un encasamento rectangular sobremontado por arquitrabe y frontón triangular, en el que figura un Padre Eterno bendiciente, cobijado –a su vez– por otro frontón circular, cuyo remate se ha rebajado hasta el nivel del plano general del retablo, a fin de poder dejar visible la escultura de su interior. En la caja se figura un Calvario.

La claridad arquitectónica del retablo permite resaltar la calle central por el uso de los distintos volúmenes decrecientes de abajo hacia arriba, acentuando de este
modo la jerarquización iconográfica que se va a desarrollar en su interior. El uso de los órdenes de una manera correcta en todos y cada uno de los elementos de sus basas,
fustes, capiteles y entablamentos, unido al predominio de las líneas estructurales sobre el desarrollo gráfico de la escultura, nos está hablando de una pervivencia de los
esquemas romanistas, si bien alterados, por eso preferimos hablar de cierto manierismo, en la invasión de la calle central del primer piso en el segundo, en el uso de
los elementos decorativos de los aletones, en la variedad de frontones abiertos, en la alternancia de los vanos arquitrabados y los cubiertos por arco de medio punto, etc.

Las imágenes de bulto: San Pedro al que le falta la mano derecha, en la que llevaría las conocidas llaves como atributos significativos, porta un libro abierto que apoya en el pecho y sujeta por la zona exterior, en referencia al Evangelio que predicó. La imagen de San Juan de Sahagún. La imagen de san Bartolomé que se ubicaba en la hornacina central del primer piso del retablo de Anaya, La imagen de la Asunción. El rostro, ovalado, carece de expresión. El cabello dorado, que recuerda a las soluciones preferidas del Siglo XVI. La escultura del Bautista también comparte las características de la imagen de la Virgen. El grupo de San Miguel está resuelto con su iconografía de Miles Dei. El arcángel mantiene a sus pies al demonio, arrojado del cielo, acompañado de la serpiente del pecado. El Calvario del remate está compuesto por tres esculturas de menores dimensiones que sus homónimas de los pisos inferiores. Sobre un fondo estereotipado, donde figura la ciudad de Jerusalem. La imagen de Cristo en la cruz muestra un crucificado de tres clavos, yerto, con la lanzada bien patente en el costado. La madre dolorosa se sitúa de pie, junto a la cruz. San Juan, levanta la cabeza para mantener contacto visual con el crucificado.
(30 de Mayo de 2023)