En la
Catedral Vieja.
Cimborio, labrado circularmente sin pechinas sobre el cuadrado asiento de los
arcos torales; renuevan allí las gratas sensaciones y después de voltear largo rato por su redondez y por su hemisférica estrella cuyos radios estriban en diez y seis
columnas, buscan salida por cualquiera de las treinta y dos
ventanas, tan bizantinas en carácter y en
adorno, distribuidas en dos hileras por los entrepaños.