retablo de la inmaculada y san juan nepomuceno, SALAMANCA

En la Catedral. Capilla de San Nicolás de Bari.

El arcosolio de los pies de la capilla cobija un pequeño retablo de gusto clasicista, marmoleado, con predela y cuerpo principal de tres calles y remate de una. Dibujos geométricos adornan los paneles de la predela y las calles laterales del primer cuerpo, totalmente exentos de imagineria. La concentración de las esculturas se lleva a cabo en la concatenación de las dos hornacinas, a razón de una por cuerpo, que ocupan la calle central.

En el cuerpo principal divididen las calles dos columnas de orden compuesto con fuerte éntasis y en los extremos dos pilastras del mismo orden lo flanquean finalizándolo.

La hornacina de la casa central se construye a partir de la sección de un prisma dodecagonal del que se han des- arrollado solamente cinco de sus caras. Cada una de sus facetas dibuja en su interior, mediante un profundo surco, un rectángulo con los cuatro ángulos convexos. Una pequeña línea de imposta recorre la parte superior de las faces, a partir de la cual comienza el cierre de la hornacina mediante cinco gajos guarnecidos con el dibujo de un trapecio que sigue la misma técnica que en el resto de la pieza. Una pequeña venera dibujada sirve de colofón a la cubierta de la cavidad. Tanto las pilastras de los extremos como las columnas sostienen un entablamento partido que se interrumpe en la calle central y únicamente los dentellones son los que recorren de manera uniforme las tres calles. La imagen que se ubica en la casa es una pequeña Inmaculada de la que hablaremos más adelante.

En el ático la transición hacia la calle única se realiza merced a grandes volutas, a modo de aletones, engalanadas con elementos fitomorfos. Dos pequeñas pilastras cajeadas sostienen una cornisa muy volada que en el centro se curva en un arco de medio punto. Una pequeña hornacina de testero plano, dibujada en contorno por dos pilastrillas y un arco de medio punto con boceles, cobija la imagen de san Juan Nepomuceno, asentada directamente sobre una abultada repisa en cuya parte in-ferior ha sido figurada una nube con un querubín.

La imagen de la Inmaculada ha sido resuelta con un contraposto que la hace adoptar una postura bastante arqueada hacia atrás, al dirigir el torso y el rostro hacia lo alto, dotanto de este modo de una sensación de liviana ingravidez al divino simulacro, que permanece en constante tensión de impulso ascendente. El brazo derecho se dirige con un delicado ademán hacia el pecho, y el izquierdo se extiende en toda su longitud, lo cual es aprovechado para ofrecer una sujección al manto que se escapa por acción del viento sobrenatural que señala la acción divina del Espíritu Santo.

Sobre una peana rectangular con los vértices achaflanados, se eleva la imagen del san Juan, de pie, en torpe contraposto no bien resuelto y que, en consecuencia, hace que la imagen resulte envarada. Los pliegues de la sotana y del roquete son los que formalmente han sido resueltos con mayor pericia, si bien todos han sido realizados en paralelo. El estofado de la sotana y la policromía a punta de pincel del roquete aumentan el efectismo de los plegados de las telas. Sobre los hombros luce la muceta
canonical, que ha sido particularmente elaborada en su remate pelíceo, mostrando cierto interés al esculpir los mechones, mas de una manera repetitiva y mecánica.

Los ojos postizos de cristal animan el anodino rostro, que carece de expresión alguna, sensación aumentada ante la carencia de verosimilitud en la barba, bigote y cabello, que parecen haber sido elaborados siguiendo convencionalismos de escaso mérito. La mano derecha sostiene un crucifijo, hacia el que dirije la mirada el santo. El brazo derecho sujeta los despojos de lo que fue en origen una palma, alusiva a su condición de mártir.

San Juan Nepomuceno es el santo por excelencia de la inviolabilidad del sigilo sacramental, por lo que desde su canonización en 1729 lo hizo muy popular entre el mismo clero.
(30 de Mayo de 2023)