CANTO A LA MUJER CASTELLANA.
Nadie como José María Gabriel y Galán (1870-1902), poeta nacido en Frades de la Sierra (Salamanca), es decir, muy cerca de nuestro Poveda, ha sabido reflejar a la mujer de esta tierra con la más bella de las poesías que yo conozco. Efectivamente, a la propia esposa que la dedica, y también a sus padres, es todo delicadeza, amor, austeridad, recato, dignidad, alteza de miras y otra serie de virtudes y valores admirables cuyos principios quiero entender que, con la mentaliudad de hoy, acaso fueran tachados de caducos. No me resisto a reproduciros el primer tercio de la poesía "EL AMA" de Gabriel y Galán, que dice así:
Yo aprendí en el hogar en qué se funda
la dicha más perfecta,
y para hacerla mía
quise yo ser como mi padre era
y busqué una mujer como mi madre
entre las hijas de mi hidalga tierra.
Y fuí como mi padre, y fue mi esposa
viviente imagen de la madre muerta.
¡Un milagro de Dios, que ver me hizo
otra mujer como la santa aquélla!
Compartía mis únicos amores
la amante compañera
la patria idolatrada
la casa solariega,
con la heredada historia,
con la heredada hacienda.
¡Qué buena era la esposa
y qué feraz mi tierra!
¡Qué alegre era mi casa
y qué sana mi hacienda,
y con qué solidez estaba unida
la tradición de la honradez a ellas!.
Una sencilla labradora, humilde,
hija de oscura castellana aldea;
una mujer trabajadora, honrada,
cristiana, amable, cariñosa y seria,
trocó mi casa en adorable idilio
cual no pudo soñar ningún poeta.
¡Oh, cómo se suaviza
el penoso trajín de las faenas
cuando hay amor en la casa
y con él mucho pan se amasa en ella
para los pobres que a su sombra viven,
para los pobres que por ella bregan!
¡Y cuánto agradecen, sin decirlo,
y cuánto por la casa interesan,
y cómo ellos la cuidan
y cómo Dios la aumenta!
Todo lo pudo la mujer cristiana,
logrólo todo la mujer discreta.
Con todo cariño me ha parecido oportuno reproducirla en atención a mis paisanas povedanas, a "nuestra" Guadajara muy especialmente para que vea cuánta grandeza y amor limpio hay en esta tierra. Un beso para todas y una vez más,... ¡Feliz Navidad!
Nadie como José María Gabriel y Galán (1870-1902), poeta nacido en Frades de la Sierra (Salamanca), es decir, muy cerca de nuestro Poveda, ha sabido reflejar a la mujer de esta tierra con la más bella de las poesías que yo conozco. Efectivamente, a la propia esposa que la dedica, y también a sus padres, es todo delicadeza, amor, austeridad, recato, dignidad, alteza de miras y otra serie de virtudes y valores admirables cuyos principios quiero entender que, con la mentaliudad de hoy, acaso fueran tachados de caducos. No me resisto a reproduciros el primer tercio de la poesía "EL AMA" de Gabriel y Galán, que dice así:
Yo aprendí en el hogar en qué se funda
la dicha más perfecta,
y para hacerla mía
quise yo ser como mi padre era
y busqué una mujer como mi madre
entre las hijas de mi hidalga tierra.
Y fuí como mi padre, y fue mi esposa
viviente imagen de la madre muerta.
¡Un milagro de Dios, que ver me hizo
otra mujer como la santa aquélla!
Compartía mis únicos amores
la amante compañera
la patria idolatrada
la casa solariega,
con la heredada historia,
con la heredada hacienda.
¡Qué buena era la esposa
y qué feraz mi tierra!
¡Qué alegre era mi casa
y qué sana mi hacienda,
y con qué solidez estaba unida
la tradición de la honradez a ellas!.
Una sencilla labradora, humilde,
hija de oscura castellana aldea;
una mujer trabajadora, honrada,
cristiana, amable, cariñosa y seria,
trocó mi casa en adorable idilio
cual no pudo soñar ningún poeta.
¡Oh, cómo se suaviza
el penoso trajín de las faenas
cuando hay amor en la casa
y con él mucho pan se amasa en ella
para los pobres que a su sombra viven,
para los pobres que por ella bregan!
¡Y cuánto agradecen, sin decirlo,
y cuánto por la casa interesan,
y cómo ellos la cuidan
y cómo Dios la aumenta!
Todo lo pudo la mujer cristiana,
logrólo todo la mujer discreta.
Con todo cariño me ha parecido oportuno reproducirla en atención a mis paisanas povedanas, a "nuestra" Guadajara muy especialmente para que vea cuánta grandeza y amor limpio hay en esta tierra. Un beso para todas y una vez más,... ¡Feliz Navidad!