POVEDA DE LAS CINTAS: UN RINCÓN CON HISTORIA, Y... ¡UNA VEZ MÁS "GUADALAJARA"!....

UN RINCÓN CON HISTORIA, Y... ¡UNA VEZ MÁS "GUADALAJARA"!.

Lo que no podía imaginar Gardel al presentar en público esta fotografía, en la que aparece un triste rincón presidido por esa acacia solitaria, y acompañándola, unas prendas de ropa blanca tendidas al sol, es que, precisamente ese rincón, tan pobre él, y tan humilde, tiene su historia.

En efecto, ese lugar en el que aparece de soslayo el perfil de la fachada correspondiente a la casa de Leovigildo, más conocido entre la gente de su tiempo por el apelativo cariñoso de "Gilín", es que, precisamente esa casa de planta baja y de gran corral, fue la única posada existente en Poveda durante muchos años. Más, la iniciativa de dedicarle este mensaje obedece fundamentalmente a que, no ya sólo tiene el privilegio de ser la más antigua de la localidad, sino que, el lugar que ocupa, geográficamente hablando constituye, si no estoy en un error que alguien puede corregir, el núcleo central donde surgió hace más de 250 años el caserio inicial que después habría de ser la localidad denominada Poveda de las Cintas.

Los muy honorables Don Manuel López Pajón y su esposa Dª Angelita Fernández Santamaría, (Perdón si me falla la memoria), vivieron en ella durante la mayor parte del siglo XX, y siendo la misma su domicilio, trajeron al mundo, además de a su hijo mayor Leovigildo, a Manuel, Capitolina ("Capi"), María, Juana, Angelita ("Lines") y Perfecta ("Perfe"), todos ellos y ellas, excelentes personas que contribuyeron en su día a completar el censo local.

Como veo, con agradable sorpresa, por supuesto, que existen inquietudes culturales tratando de ilustrar el conocimiento de nuestro pequeño pueblo (Faca, Gardel...), ahí va un granito de arena insignificante que, probablemente, algunos desconozcan de la historia del mismo.

No puedo pasar por alto, porque también es hablar de nuestro pueblo, esa magnífica lección que, "Guadalajara", desde México, nos viene dando cada día. Más bien parece que, allende los mares, es la povedana más adicta que yo he conocido. No ha dejado una sola alusión sin respuesta, siempre con afecto y simpatía... y mucho saber, lo que pone de manifiesto su atención y delicadeza para contestar a todos. ¡Chica, me rindo!. Perdóname si al llamarte "Guadalajarita" me he tomado una licencia que no me corresponde, pero es que, por el cariño que te hemos tomado, no me sale de dentro otro.

Saludos cordiales para todos de un povedano más.