POVEDA DE LAS CINTAS: PARA CONTINUAR CON TAN ARMÓNICA PROSA......

PARA CONTINUAR CON TAN ARMÓNICA PROSA...

Más que motivo de desaire, reprobación y reproche, habría de serlo de satisfacción, alborozo, orgullo y gratitud, pues, no suelo tratar así a las personas, y a usted, le dignifico, le trato como a un igual y le elevo a mi altura cuando digo: “En el fondo, usted es como yo: un poco acémila”.
Pero no, no hablaba de estos nobles cuadrúpedos en el sentido peyorativo que suele usarse en la actualidad, siendo en el presente los nombres de estas admirables bestias sinónimo de torpeza, brutalidad y pocas luces. Incluso, resulta obsceno al día de hoy decir que en nuestra juventud practicamos la monta de mulas en las eras o en la plaza el día de los gallos.
Aunque algunos no lo sepan, y otros muchos ya no lo recuerden, no podemos olvidar que estas caballerías durante muchos siglos realizaron el trabajo que hoy realizan los modernos tractores, y por lo tanto, un respeto se merecen.
Casi todas las civilizaciones conocidas reservaron para estos animales las tareas mas duras y desagradables e ingratas, seguramente por no salir de su boca el menor lamento, pues aunque el caballo relincha y el burro rebuzna o rozna, el mulo es silencioso y callado por ser mudo. Y a pesar de sus proezas carentes de cualquier muestra de disconformidad o enfado, solamente entre todos los animales de esta especie recordamos y pasará sin duda a la historia la cinematográfica mula Francis por gozar de la ventaja de ser un mulo que habla.
Las mulas, acémilas, caballerías, mulos o machos, que así les llamamos por estas prósperas tierras nuestras, aunque tal y como ya digo en el mensaje que da origen a este tema no ejercen como tal, pues a pesar de estar dotados de una más que generosa y envidiable masculinidad libidinosa son estériles y no pueden reproducirse, quedando lo de “macho” en meras especulaciones lugareñas.
Híbrido resultante del cruce de dos animales de distinta especie, en este caso fruto del amor parental entre un asno y una yegua, o entre un caballo y una burra, llamados burdéganos los últimos y mulas o mulos a los primeros dependiendo del sexo del animal, son de figura más tosca que el caballo y más fuertes que el asno reuniendo ventajas de ambas especies lo que los hace muy aptos para el trabajo. Su afán de supervivencia y capacidad de sufrimiento son probablemente, las mayores cualidades éticas del mulo, y hasta, e incluso, ha sido consagrado en un refrán, que como sabemos son compendio, los refranes, de la "sabiduría popular", que: "mulo cojo e hijo bobo lo sufren todo".
Aun recuerdo no sin cierta nostalgia las conversaciones de campo de antaño, en las que todos y sin excepción trataban a las mulas con el mismo primor y ternura que habrían tratado a la más amada de las novias: ¡Arre, mulita lucera que eres la más bonita de todas las eras! ¡Ay esa mulita torda si la cojo entre las piernas! ¡Ahí, esa mula gitana con dos pares de cojo...! Solían decirles aterciopelando la voz y dulcificando el semblante.
No cabe duda que estos nobles animales a lo largo de la historia han recibido un inmerecido e injusto trato, pongamos por caso la Puerta de Alcalá, donde en grandes letras de molde dice: REGE CAROLO III ANNO MDCCLXXVIII, que viene a decir: SIENDO REY CARLOS III EN EL AÑO 1778, inscripción que otorga el premio o la recompensa al rey Carlos III como supuesto constructor de tan destacado monumento, mientras, las mulas del tío Eufemio que acarrearon las piedras una por una para la construcción de la puerta de Alcalá y aledaños no aparecen ni en la letra pequeña. Singular proceder que se repite en este foro; mientras usted acarrea las piedras más pesadas para la edificación del mismo, soy yo recompensado en forma de puntos verdes.
Pero yo no soy tan ingrato como la Historia y he pensado regalarle a usted mis puntos verdes, ni sabría que hacer con ellos, ni creo merecerlos.
En fin, lo que trataba de decir, es lo mucho y bien que habríamos arado uncidos usted y yo a un mismo yugo, bajo la dirección y tutela de una mano serena pero firme de algún labrador de entonces, portentoso, ¿no?. Pero con las nuevas tecnologías y los tractores actuales las yuntas son ya historia.
Y no, ni de usted ni de mi hablaba cuando digo cabezón en mi anterior mensaje, hablo de terceras personas, de ellos, y tomo como elemento de comparación para dilucidar y mejor comprender hasta dónde llegaron nuestros desacuerdos en comparación con los de ellos, sabiendo que uno de los litigantes (uno de ellos) es cabezón.

P. D. Decires povedanos: Asno que prueba burra no quiere yegua.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Si ayer hablábamos de las mulas; conforme a la razón que sugiere la ortodoxia de la narrativa de crónicas y sucesos, lo lógico y sensato sería hablar hoy de las moscas y, por ser las suyas (mulas y moscas) vidas paralelas, dar cumplido detalle en este espacio del brutal martirio a que fueron sometidas las mulas por mosquitos y moscas mordedoras desde que el mundo es mundo. Pero será sin duda otro día cuando abundaremos en estas cuestiones y dé testimonio en este foro de mis emociones de haber visto ... (ver texto completo)