Se oye, se dice, se comenta...
A punto de iniciarse en estos días la etapa de vida familiar y social más entrañable de todos los tiempos, al menos en los países de nuestra civilización y entorno, paréntesis de reencuentro entre familias, allegados y amigos en torno al acontecimiento más importante y feliz del año, de ahora y de siempre en estas fechas, cual fue la llegada al mundo de nuestro Salvador surgido hace nada menos que 2.015 años, hecho cierto que nadie ha podido negar o alterar ya que, desde entonces ningún acontecimiento posterior ha sido capaz de minimizar tal hecho, y que jamás existió otro en la vida de los humanos que durante más de veinte siglos se haya mantenido imperturbable en lo fundamental de sus principios y de sus virtudes, al menos hasta hoy. Ni que tampoco, pese a todo, aparezca indicio o acontecimiento sociológico o de otro tipo en el horizonte que, pese a los múltiples conflictos y evoluciones socio-económicas de todo tipo durante dichos veintiún siglos transcurridos, hayan logrado perturbar la realidad de tan feliz acontecimiento.
En otro orden de cosas que tanto influyen en lo material de la vida cotidiana de los humanos, en este caso de los españoles a la cual me voy a referir, cual es la que protagoniza la política con todos sus vaivenes de distinto signo incidiendo en tantos otros aspectos del quehacer diario de los habitantes sobre los que gobierna, tanto para hoy como para el futuro en virtud de las facultades que se otorgan a los representantes de la misma, creemos que nunca pudo estar más incierta y compleja en nuestro país tal situación, y así, mientras escribo estas líneas, veo en las noticias y comentarios de la televisión y las de la prensa diaria al propio tiempo, cual es que que, el primer intento de concierto y acuerdo para dirigir los destinos de nuestra sociedad entre los dos partidos hegemónicos del arco parlamentario surgido de las recientes elecciones generales del pasado día 20 de diciembre actual, es decir, PP y PSOE, absolutamente necesario en estos momentos por obvias razones de la necesidad de concierto y avenencia para tal fin, tenemos que decir, a este respecto que, en principio, nada de nada.
Siendo ello tan necesario para estabilizar la economía y la mejor distribución de los efectos de la misma como fuente de estabilidad social y de progreso económico, que tanto monta, pero también de todo tipo de convivencias y de progreso de la misma cuando ésta no está debidamente dirigida y organizada en aras de la mejora de la convivencia de todos los españoles y de la situación económico-social de los mismos que de todo ello deriva. Más, conocidos el resultado negativo de los primeros intentos de coordinación para conseguirlo, fácilmente se colige que los indicios que acabamos de conocer, son más bien negativos, y que, de llevarse éstos a sus efectos una vez fracasadas todas las tentativas, nada tendría de extraño que ello nos llevara a algo tan lamentable y decepcionante como ocurriera en el primer tercio del pasado siglo cuyos efectos conocidos aún perduran, aunque nos pese, tal y como ya ha pronosticado alguien por ahí. ¡Ojalá me equivoquen y nos equivoquemos!.
¡FELICES FIESTAS DE NAVIDAD A TODOS/AS!.
A punto de iniciarse en estos días la etapa de vida familiar y social más entrañable de todos los tiempos, al menos en los países de nuestra civilización y entorno, paréntesis de reencuentro entre familias, allegados y amigos en torno al acontecimiento más importante y feliz del año, de ahora y de siempre en estas fechas, cual fue la llegada al mundo de nuestro Salvador surgido hace nada menos que 2.015 años, hecho cierto que nadie ha podido negar o alterar ya que, desde entonces ningún acontecimiento posterior ha sido capaz de minimizar tal hecho, y que jamás existió otro en la vida de los humanos que durante más de veinte siglos se haya mantenido imperturbable en lo fundamental de sus principios y de sus virtudes, al menos hasta hoy. Ni que tampoco, pese a todo, aparezca indicio o acontecimiento sociológico o de otro tipo en el horizonte que, pese a los múltiples conflictos y evoluciones socio-económicas de todo tipo durante dichos veintiún siglos transcurridos, hayan logrado perturbar la realidad de tan feliz acontecimiento.
En otro orden de cosas que tanto influyen en lo material de la vida cotidiana de los humanos, en este caso de los españoles a la cual me voy a referir, cual es la que protagoniza la política con todos sus vaivenes de distinto signo incidiendo en tantos otros aspectos del quehacer diario de los habitantes sobre los que gobierna, tanto para hoy como para el futuro en virtud de las facultades que se otorgan a los representantes de la misma, creemos que nunca pudo estar más incierta y compleja en nuestro país tal situación, y así, mientras escribo estas líneas, veo en las noticias y comentarios de la televisión y las de la prensa diaria al propio tiempo, cual es que que, el primer intento de concierto y acuerdo para dirigir los destinos de nuestra sociedad entre los dos partidos hegemónicos del arco parlamentario surgido de las recientes elecciones generales del pasado día 20 de diciembre actual, es decir, PP y PSOE, absolutamente necesario en estos momentos por obvias razones de la necesidad de concierto y avenencia para tal fin, tenemos que decir, a este respecto que, en principio, nada de nada.
Siendo ello tan necesario para estabilizar la economía y la mejor distribución de los efectos de la misma como fuente de estabilidad social y de progreso económico, que tanto monta, pero también de todo tipo de convivencias y de progreso de la misma cuando ésta no está debidamente dirigida y organizada en aras de la mejora de la convivencia de todos los españoles y de la situación económico-social de los mismos que de todo ello deriva. Más, conocidos el resultado negativo de los primeros intentos de coordinación para conseguirlo, fácilmente se colige que los indicios que acabamos de conocer, son más bien negativos, y que, de llevarse éstos a sus efectos una vez fracasadas todas las tentativas, nada tendría de extraño que ello nos llevara a algo tan lamentable y decepcionante como ocurriera en el primer tercio del pasado siglo cuyos efectos conocidos aún perduran, aunque nos pese, tal y como ya ha pronosticado alguien por ahí. ¡Ojalá me equivoquen y nos equivoquemos!.
¡FELICES FIESTAS DE NAVIDAD A TODOS/AS!.