Las condiciones de la vida escolar en Poveda de las Cintas hace 50 años.
A la vista de esta fotografía a cuyo autor agradecemos su aportación, fácilmente se colige en qué condiciones pasaban la vida escolar en los inviernos de hace medio siglo los chicos y chicas de la época que, más o menos, utilizando los mismos locales de los años cuarenta a los sesenta del mismo, hasta que se cerraron definitivamente sin solución de continuidad, sin que podamos precisar la fecha. No obstante, originariamente dicho inmueble dividido en dos, obviamente para separación de sexos, al contemplar la estampa fotográfica y las temperaturas gélidas que cabe imaginar en aquellos inviernos cuya muestra no precisa de más explicaciones, podríamos decir que, a falta de calefacción y hasta la de algún cristal en las ventanas, cabe añadir el detalle de un tejado de uralita cuya protección del exterior cabe imaginársela. A pesar de los años transcurridos desde que acudíamos al único lugar donde se aprendía a leer y escribir los años de la postguerra, cabe decir y aún lo recordamos, lo de que, con un sólo maestro o maestra, y no menos de ochenta niños y niñas como alumnos de entre los seis y los catorce años cada uno, así tratábamos de aprender todas las demás elementales asignaturas de la formación de entonces. Como quiera que todo ello ha afectado a toda una generación, invito a mis paisanos a que expongan sus experiencias en este lugar y en este sentido, las cuales podrían resultar muy interesantes para poder valorar adecuadamente, lo de entonces y lo de ahora, particularmente a los que hemos compartido la misma situación y lo que ha supuesto la misma.
Saludos de un paisano y desde un lugar y un domingo de cincuenta años después, ya en el mes de diciembre de 2015.
A la vista de esta fotografía a cuyo autor agradecemos su aportación, fácilmente se colige en qué condiciones pasaban la vida escolar en los inviernos de hace medio siglo los chicos y chicas de la época que, más o menos, utilizando los mismos locales de los años cuarenta a los sesenta del mismo, hasta que se cerraron definitivamente sin solución de continuidad, sin que podamos precisar la fecha. No obstante, originariamente dicho inmueble dividido en dos, obviamente para separación de sexos, al contemplar la estampa fotográfica y las temperaturas gélidas que cabe imaginar en aquellos inviernos cuya muestra no precisa de más explicaciones, podríamos decir que, a falta de calefacción y hasta la de algún cristal en las ventanas, cabe añadir el detalle de un tejado de uralita cuya protección del exterior cabe imaginársela. A pesar de los años transcurridos desde que acudíamos al único lugar donde se aprendía a leer y escribir los años de la postguerra, cabe decir y aún lo recordamos, lo de que, con un sólo maestro o maestra, y no menos de ochenta niños y niñas como alumnos de entre los seis y los catorce años cada uno, así tratábamos de aprender todas las demás elementales asignaturas de la formación de entonces. Como quiera que todo ello ha afectado a toda una generación, invito a mis paisanos a que expongan sus experiencias en este lugar y en este sentido, las cuales podrían resultar muy interesantes para poder valorar adecuadamente, lo de entonces y lo de ahora, particularmente a los que hemos compartido la misma situación y lo que ha supuesto la misma.
Saludos de un paisano y desde un lugar y un domingo de cincuenta años después, ya en el mes de diciembre de 2015.