... ¡y las cuentas de dos paletos!.
¡Macarioooo!, ¿has visto?: ¡Coooño!, ¡claro que lo he visto, Olegario!. ¡Resulta que contábamos nueve, y ya van catorce!. ¡Si, si, catorce nada menos, han sido los laureles alcanzados por el Panfleto!. ¿No te parece, Macario, que nuestro amigo Efe, asombrado de que el esperpento salido por un albañal según él dice, hubiera alcanzado la docena de laureles como algo que se salía de lo normal..., ¡pues ahí lo tienes, por si no fueran suficientes, la cosecha del panfleto ha aumentado en los últimos días en dos laureles más, hasta a catorce ha llegado!. Ahí queda eso. Quizá si nuestro buen amigo EFE firmara con otro nombre más grandilocuente, más solemne, más sonoro, y no con esa "mierdina" de EFE, por ejemplo, algo así como "Yo también me llamo Gabriel", ó "Nabucodonosor, el de Babilonia", ("que no necesita colonia"), quizá sus intervenciones y alegatos podrían aspirar a alcanzar la ristra de laureles de cualesquiera otro ladrillo similar al que su autor ha dado en llamar "el Poema", así, como suena, otro gallo le cantara. Por consiguiente, nos rendiremos a la evidencia y reconozcamos la ciencia. Claro que, casi no me salen las cuentas, porque, cuatro cabras y un pastor, dieciocho labradores...., ¿a cuánto laurel
sale cada uno...?.
¡Salutem Pluriman!.
Nota: A ver si esta vez soy capaz de "intuir" y sopesar debidamente y en su justa medida, las risas "panfletarias" que el tapado se atribuye, pues a tal fin, previamente he procurado retirar la gran viga que me tapaba los ojos pese a su tamaño y su peso, y al propio tiempo he procurado no prodigar amenazadoras vilezas ni historias sin tino, ni tampoco desatinos que espanten las cuatro cabras del pastor.
¡Macarioooo!, ¿has visto?: ¡Coooño!, ¡claro que lo he visto, Olegario!. ¡Resulta que contábamos nueve, y ya van catorce!. ¡Si, si, catorce nada menos, han sido los laureles alcanzados por el Panfleto!. ¿No te parece, Macario, que nuestro amigo Efe, asombrado de que el esperpento salido por un albañal según él dice, hubiera alcanzado la docena de laureles como algo que se salía de lo normal..., ¡pues ahí lo tienes, por si no fueran suficientes, la cosecha del panfleto ha aumentado en los últimos días en dos laureles más, hasta a catorce ha llegado!. Ahí queda eso. Quizá si nuestro buen amigo EFE firmara con otro nombre más grandilocuente, más solemne, más sonoro, y no con esa "mierdina" de EFE, por ejemplo, algo así como "Yo también me llamo Gabriel", ó "Nabucodonosor, el de Babilonia", ("que no necesita colonia"), quizá sus intervenciones y alegatos podrían aspirar a alcanzar la ristra de laureles de cualesquiera otro ladrillo similar al que su autor ha dado en llamar "el Poema", así, como suena, otro gallo le cantara. Por consiguiente, nos rendiremos a la evidencia y reconozcamos la ciencia. Claro que, casi no me salen las cuentas, porque, cuatro cabras y un pastor, dieciocho labradores...., ¿a cuánto laurel
sale cada uno...?.
¡Salutem Pluriman!.
Nota: A ver si esta vez soy capaz de "intuir" y sopesar debidamente y en su justa medida, las risas "panfletarias" que el tapado se atribuye, pues a tal fin, previamente he procurado retirar la gran viga que me tapaba los ojos pese a su tamaño y su peso, y al propio tiempo he procurado no prodigar amenazadoras vilezas ni historias sin tino, ni tampoco desatinos que espanten las cuatro cabras del pastor.