Por decencia y porque he preferido mantenerme al margen y en silencio desde mi última intervención en este Foro, cumplidos ya dos meses, tal decisión la he tomado como medida prudencial de disuasión y de respuesta a la vez, en virtud del lamentable descrédito del cual he venido siendo objeto como víctima de una desagradable manía persecutoria protagonizada en este foro por el incombustible personaje de todos conocido de cuyo nombre prefiero no quiero acordarme, muñidor inconfundible de chanzas insultantes a terceros entre los que me encuentro en lugar destacado. Semejante actitud con la que él, quizá, cree lucirse y resultar gracioso, sin duda comporta notoriedad muy propia para aplauso de taberna. Y he mantenido mi resignación resistiendo a boca cerrada confiando en que, durante este paréntesis, se produciría alguna rectificación, o al menos una excusa, por parte de quien considero está obligado a darla por obvias razones de ser causante único de la misma. Su contenido es el haber puesto en tela de juicio la dignidad del que suscribe con alusiones degradantes, tales como las de haber manifestado por escrito en esta misma página, hechos y circunstancias que me sitúan o dan a entender que soy o he sido carne de recluso carcelario, expresión malévola acompañada con estúpidas "gracietas" que sobrepasan la condición de tales rozando las del pitorreo. Sin duda, cabe acudir a aquello de: insinúa, degrada, que algo queda.
El referido lapsus de espera, repito, obedece a la más elemental precaución de no verme concernido a adoptar lamentables medidas de carácter jurídico que no deseo. Las degradantes afirmaciones a las que me estoy refiriendo, entremezcladas con frases de evidente intención difamatoria, dichas por escrito y en en público como el presente, ha colmado mi paciencia toda vez que no cabe otra interpretación que la de sentirse degradado gratuitamente y sin causa. No obstante y para que conste, le contesto con la rotunda afirmación de que el destinatario de semejantes maledicencias jamás ha pisado cárcel alguna salvo en la muy honrosa condición del cumplimiento de su deber como Instructor en la Inspección General del Organismo Público al que he pertenecido en virtud de mi pertenencia a este Organismo por oposición libre, primero, y resolución de concurso después; y por supuesto, de mi formación como Letrado (Colegiado 30446 del Colegio de Abogados de Madrid), situación desde la que, desde muy joven, he superado honradamente. Por tanto, las lentejas que mi familia y yo hemos comido, cabe decir que lo han sido pagadas desde siempre, íntegramente, con el producto de mi trabajo.
Lamentablemente, actitudes como la antedicha cargadas de maldad vejatoria, lejos de contribuir a una convivencia pacífica y de colaboración teniendo en cuenta todo lo que nos une, cuyo destino no debiera ser otro que el de comunicarnos entre sí con el debido respeto en la exposición de los distintos pareceres en la opinión de cada cual, dando sensación de unir y no de destruir, el resultado no puede ser otro que el del engrandecimiento de esta página y el del interés general, lo que, sin duda, contribuiría a la pacífica convivencia y a la solidaridad en el solar común que como hijos todos de un mismo pueblo, nos corresponde. Por todo ello, no guardo ningún rencor y solamente pido que se rectifique.
El referido lapsus de espera, repito, obedece a la más elemental precaución de no verme concernido a adoptar lamentables medidas de carácter jurídico que no deseo. Las degradantes afirmaciones a las que me estoy refiriendo, entremezcladas con frases de evidente intención difamatoria, dichas por escrito y en en público como el presente, ha colmado mi paciencia toda vez que no cabe otra interpretación que la de sentirse degradado gratuitamente y sin causa. No obstante y para que conste, le contesto con la rotunda afirmación de que el destinatario de semejantes maledicencias jamás ha pisado cárcel alguna salvo en la muy honrosa condición del cumplimiento de su deber como Instructor en la Inspección General del Organismo Público al que he pertenecido en virtud de mi pertenencia a este Organismo por oposición libre, primero, y resolución de concurso después; y por supuesto, de mi formación como Letrado (Colegiado 30446 del Colegio de Abogados de Madrid), situación desde la que, desde muy joven, he superado honradamente. Por tanto, las lentejas que mi familia y yo hemos comido, cabe decir que lo han sido pagadas desde siempre, íntegramente, con el producto de mi trabajo.
Lamentablemente, actitudes como la antedicha cargadas de maldad vejatoria, lejos de contribuir a una convivencia pacífica y de colaboración teniendo en cuenta todo lo que nos une, cuyo destino no debiera ser otro que el de comunicarnos entre sí con el debido respeto en la exposición de los distintos pareceres en la opinión de cada cual, dando sensación de unir y no de destruir, el resultado no puede ser otro que el del engrandecimiento de esta página y el del interés general, lo que, sin duda, contribuiría a la pacífica convivencia y a la solidaridad en el solar común que como hijos todos de un mismo pueblo, nos corresponde. Por todo ello, no guardo ningún rencor y solamente pido que se rectifique.