Nunca la historia povedana fuera testigo de acontecimiento tan singular, variopinto y jocoso como el que aquí nos relata el ilustre cronista de la villa, Monsieur Gardel, en esta misma ínsula Barataria hace tan sólo unos días, al informarnos con la agudeza que le caracteriza de la singular historia trágica protagonizada por unos infelices garrapillos -cochinillos los llaman por otros lares- los cuales, en la ciudad de Vallesa padecían cárcel encerrados en una caja de cartón inmundo sin juicio previo y sin luz por estar debajo de una cama, decisión unilateral del dueño de la marrana cuya imprevisión en la cuenta del parto le cogió de improviso sin disponer de pocilga adecuada, evento para el que fue requerido de inmediato el ilustre arquitecto de nuestra ciudad, Don Natalio González Sánchez, que raudo se prestó a dar solución al evento, si bien es cierto que en detrimento de la mansión de Paulino, cuya historia, que deriva de la anterior, dejamos para otro día, porque ésta si que tiene enjundia.
La tragedia de la casa de Paulino, de la que es víctima su propio dueño, supera con creces la de los garrapos de Vallesa pues no admite comparación con la que deriva del desdén del arquitecto municipal D. Natalio para no acudir de inmediato a reparar el tejado de la antedicha mansión paulina tras haber preparado éste el material necesario para tal fin, acopañado de la súplica correspondiente. Dicha desconsideración, que continúa en el tiempo con la excusa de la prioridad ineludible del rodapié de Pepe Cantares, a lo que se añade después el inoportuno malestar de Gloria asociado a la Fiesta de Nuestra Señora en Cañizal, circunstancia ésta que en función de lo que ella representa derivada de lo que consta en el Registro Civil, provoca el inevitable desplazamiento a la misma acompañada de su cónyuge, con lo que, se acentúa la tragedia, y sobre todo, por si ya no fuera suficiente, se reinicia la desesperante continuidad en la negligencia "nataliana" y la tragedia se masca con el hecho de la llegada de las primeras lluvias del mes de noviembre provocando el riesgo de derrumbe de las paredes, eventualidad que a duras penas puede contenerse merced a las improvisadas lonas del camión de Aquilino Monsalvo, con las cuales se salva el naufragio. Al parecer, la epopeya comentada dio lugar después a cantares de letra sabrosa.
Hasta aquí, la historia que nos ha proporcionado el cronista de la Villa Mr. Gardel, a quien le enviamos nuestro agradecimiento informativo acompañado de un cordial saludo, extensivo a la povedanía en general.
Hasta aquí, la historia que nos ha proporcionado el cronista de la Villa Mr. Gardel, a quien le enviamos nuestro agradecimiento informativo acompañado de un cordial saludo, extensivo a la povedanía en general.