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POVEDA DE LAS CINTAS: ... ¿QUÉ IRÁ A SER DE EL?...

... ¿QUÉ IRÁ A SER DE EL?

Naturalmente nos referimos al que deja el cementerio viejo. No es necesario rasgarse las vestiduras por el hecho del desmantelamiento y derribo de los muros que cercan al viejo Cementerio povedano, por supuesto, ya que, necesidades obvias como son las de falta de espacio para cumplir su cometido con dignidad, y por ello, de respeto y consideración hacia los restos mortales de seres queridos, como asimismo para acoger a los nuevos, así lo aconsejaban. El hecho en sí era una necesidad, pero no como otra cualquiera, sino una necesidad que en este caso comporta sentimientos muy sensibles.

Damos por descontado que los restos que se han llevado desde el viejo cementerio al nuevo, lo habrá sido con el máximo control de respeto y consideración. La incógnita ahora será la de qué destino se dará al espacio que habrá quedado libre. En todo caso, la sensación más frustante sería aquélla que, en mi modesta opinión, se hubiera decidido venderlo y que el comprador lo dedicara a sembrarlo de cebada o de remolacha. El ideal, y esto no es más que una modesta opinión, sería la de dedicarlo a un sobrio jardín con árboles a cuya sombra pudieran los vecinos coibijarse recordando a sus deudos.

Claro que, como ahora se incineran los cadáveres, "la cosa" parace que se alivia.