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POVEDA DE LAS CINTAS: (II)! SEGUIMOS CON LA COSA...! DE LAS FUENTES!...

Hubo un apodo en nuestro pueblo cuyo destinatario, tras sobrellevarlo con signidad y haber gozado de general aprecio en la localidad, era conocido como "Paco la Cosa", al parecer porque, según los cronistas de la época, cualquier cuestión a la que hubera de referirse el susodicho en conversación, siempre la inciaba con el estribillo de... "LA COSA ES QUE....", y a continuación seguía con el relato que procediera.

Bien, pues yo me inicio hoy con otro "la cosa es que...", ya que, tanto se ha hablado y comentado estos días sobre el tema de las fuentes y sus derivados que, a mi modesto entender extraña que nadie lo ha hecho con distinción suficiente para referirse a la que verdaderamente dio motivo en su día para comentarios de verdadera enjundia en esta materia. Me estoy refiriendo a la que, destinado a cumplir mejores fines para suplir a todas las fuentes que existían en su día, poco después fue el que alcanzó la categoría de tener nombre propio y sonoro: "EL CAÑO MAMARÓN". Niguna de las que han existido que aquí se citan mereció ser distinguida con éste solemne título.

La cosa es que... el sobrenombre le vino tan pronto como se supo por la sabiduría popular lo que había costado a las arcas municipales y el rendimiento que luego dio: "agua sólo útil para fregar platos". En otras palabras, lo frutos del distinguido artefacto acuoso fueron los que verdaderamente había "mamado" de las arcas municipales para su construcción. La aparatosidad de los cuatro postes que a uno veinte metros de altura cada uno sujetaban el depósito destinado a almacenar en él varios metros cúbicos del agua extraida del pozo excavado a su vera, resultaba visible desde kilómetros de distancia. En la misma proporción resultó el fiasco: kilómetros de desengaño.

La cosa es que, como aquí hay povedanos entendidos y distinguidos, nos agradaría que cualquiera de ellos nos comentara "la cosa" del "Mamarón" de principio a fin.

NOTA TRISTE. Los que hemos conocido a Marciano y a Rufino q. e. p. d., enviamos un sentido pésame a los familiares de ambos.

(II)! SEGUIMOS CON LA COSA...! DE LAS FUENTES!

¿Por qué nadie se acuerda de la también archiconocida en su día como "la fuentona", fuente generosa en su producción, situada en la margen derecha del rio "Poveda", principal afluente de La Guareña, a la altura de la casa del Sr. Robustiano Sánchez, más conocido como la del "Sr. Chano", última vivienda del pueblo según la circuvalación de la ronda que comienza a la altura de la que fuera fragua de Constancio Fiallegas, que recorriéndola de sur a norte, se llegaba a la misma, exacatamente situada muy cerca del actual puente sobre la carretera. Los pigorros de las casas de los entonces llamados labradores ricos, si vivieran y quisieran, mucho podrían decir de la infinidad de cargas de cuatro cántaros de 16 litros cada uno llevadas desde la fuentona en el invierno; y los sabañones que les salieron en manos y orejas al manejar los cántaros de barro para depositarlos y extraerlos de las aguaderas de mimbre durante las madrugadas del invierno, colocados sobre los burros que las transportaban.

Durante muchos años, el agua que no fuera para consumo humano, era recogida en la fuentona para todos los demás menesteres caseros. El binomio Caño Viejo-Fuentona, en Poveda de las Cintas ha cubierto todas las necesidades de este líquido elemento durante más de cuarenta años. Después vino el justicieramente denostado "Mamarón". Y... por último, la actual, es decir la de "La Mariposa", conseguida mediante sondeo, también al lado del río, a la salida del camino al Villar de Gallimazo, el de arriba a Cantalpino y al Campo de Peñaranda.

"La cosa es que", La fuentona, tan denostada hoy pero no entonces por la presunta inferior calidad de sus aguas en comparación con las del Caño Viejo, tuvo la mala suerte de encontrarse en el camino que conducía a éste, pero..., en equiparación al otro, (es decir, al "Caño Mamarón"), situada al comienzo del camino Cantalpino de Abajo, su caudal era abundamnte y salía al exterior con fuerza propia, sin ayudas y en proporción sobreabundante como lo prueba la terminación gramatical "ona", es decir, "Fuentona", cuyo caudal brotaba por sí solo del subusuelo, con la fuerza del mismo, es decir, con la del propio caudal.

P. D. Cómo ahora parece que se han animado algunos povedanos a escribir en este lugar, esperamos que nos ilustren complementando lo dicho.