... O EL DE "LAS ESTAMPITAS", QUE TANTO DA.
Uno no puede evitar cierta rabia contenida al saber que muchos cientos de españolitos, por no decir miles, constituyen el grupo de sorprendidos ciudadanos que cual ingenuos corderitos cayeron en el gancho de "LAS PREFERENTES", producto elaborado como cebo en forma sutil habida cuenta que sus apariencias eran de color de rosa. Además de la promesa del, más o menos, triplo del interés bancario porcentual ofrecido, indudablemente llevado a efecto inicialmente como "gancho" en relación con los depósitos a plazo del mercado, unido a la promesa de erigirse en posibles futuros accionistas de la opulenta entidad bancaria que se los brindaba, la tentación las hacía irresistibles. Era sin lugar a dudas el reclamo ideal para que los ilusionados ahorradores, fieles contribuyentes del Fisco, picaran el anzuelo.
Si verdaderamente estos sufridos ciudadanos hubieran sido advertidos de los posibles riesgos que la oferta comportaba en la letra del contrato, ¿lo habrían firmado?. El compromiso en cuestión integrado por varios folios de letra impresa, farragosa y de difícil comprensión financiera, además de necesitar una lupa para leerla, ¿habrían caído en el error de dar conformidad al mismo con su rúbrica?. Seguramente, no. Su parecido con el timo del "Toco-Mocho", suplidas las estampitas por lustrosos "binladen", constituyen el complemento ideal para compararlas con el famoso timo de otros tiempos conocido como el del "Toco-Mocho".
Uno no puede evitar cierta rabia contenida al saber que muchos cientos de españolitos, por no decir miles, constituyen el grupo de sorprendidos ciudadanos que cual ingenuos corderitos cayeron en el gancho de "LAS PREFERENTES", producto elaborado como cebo en forma sutil habida cuenta que sus apariencias eran de color de rosa. Además de la promesa del, más o menos, triplo del interés bancario porcentual ofrecido, indudablemente llevado a efecto inicialmente como "gancho" en relación con los depósitos a plazo del mercado, unido a la promesa de erigirse en posibles futuros accionistas de la opulenta entidad bancaria que se los brindaba, la tentación las hacía irresistibles. Era sin lugar a dudas el reclamo ideal para que los ilusionados ahorradores, fieles contribuyentes del Fisco, picaran el anzuelo.
Si verdaderamente estos sufridos ciudadanos hubieran sido advertidos de los posibles riesgos que la oferta comportaba en la letra del contrato, ¿lo habrían firmado?. El compromiso en cuestión integrado por varios folios de letra impresa, farragosa y de difícil comprensión financiera, además de necesitar una lupa para leerla, ¿habrían caído en el error de dar conformidad al mismo con su rúbrica?. Seguramente, no. Su parecido con el timo del "Toco-Mocho", suplidas las estampitas por lustrosos "binladen", constituyen el complemento ideal para compararlas con el famoso timo de otros tiempos conocido como el del "Toco-Mocho".