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POVEDA DE LAS CINTAS: Hemos comenzado el 2013: ¡Feliz y Próspero dos mil...

... ¡y mañana Dios dirá!.

La socorrida frase popular del villancico, "... y mañana Navidad", en efecto, cada vez que llega el 24 de diciembre, felizmente llega también, unas horas después, el 25, la Navidad. Y así, desde hace más de dos mil años. El día esperado en que nació el Hijo de Dios, acontecimiento por antonomasia respetado universalmente, cada año lo rememoramos no sólo con la solemnidad fervorosa que merece, sino también con el entusiasmo propio de quienes, con su llegada a este mundo de mortales, revolucionó la humanidad dejando en ella unos testimonios cuyos valores constituyen el paradigma de lo supremo, entonces y ahora, como norma de convivencia, de fé, de amor y de respeto entre
todos los humanos sin distinción de razas ni colores.

Pero bien sabemos también que esos efectos no fueron inmediatos durante los primeros siglos del cistianismo, ni tampoco bien recibidos por algunos, por los de casi siempre, sino que, en virtud de lo que comportaban como valores supremos de comportamiento, y de sus principios, chocaba con los intereses de los poderes terrenales de todas las épocas usurpados por algunos; doctrinas como las de compartir lo que a algunos les sobra con lo que a otros les falta, por solo citar uno de entre mil de esos valores chocaba frontalmente con el status de los poderosos de siempre mantenedores a ultranza de bienes terrenales. Buena prueba de ello es la de que, la difusión del mensaje cristianos en los primeros tiempos encontró murallas infranqueables, no tanto porque las circunstancias de comunicación de entonces lo impidiera, sino más bien porque a los poderosos de la época no les convenía en modo alguno su aplicación; en suma, el egoismo de unos pocos contra la sed de justicia de los muchos.

El ejemplo del heroico sacrificio de los primeros cristianos en el circo de Roma al permitir que fueran sencillamente degollados por los leones para beneplácito bestial de los "calígulas" de turno, pero sobre todo para escarmiento y a la vez mantenimiento de sus posiciones de privilegio, puso de manifiesto, pese a todo, la fuerza arrolladora del nuevo mensaje cristiano, aún vigente hoy.

Hemos comenzado el 2013: ¡Feliz y Próspero dos mil trece a todos/as.!

Queridos paisanos, el mal fario que de suyo nos imprime a todos ese fatídico "13" no ha podido llegar en éste como año de "gracia", con más inoportuna y rabiosa puntualidad en el período que acaba de iniciarse en virtud de la que está cayendo?. En verdad, en verdad os digo, y no es ninguna homilía, que vamos a necesitar toneladas de buen humor para superar con resignación fransciscana los negros horizontes que se vaticinan. No hay más que leer la prensa, oir las televisiones y demás medios de comunicación para comprobarlo, pero sobre todo, al verificar lo "magras" que están quedando las alforjas del suministro.

"Cortes" y "recortes", pero no los de las vaquillas de mi pueblo el día de la Fiesta Mayor cercada con remolques, sino esos otros que dan cornadas de otro tipo; resignaciones por allá, el "eurito" de las recetas por acá, el I. V. A., el temible I. V. A. que se dispara al 21 por ciento en casi todo dipo de transacciones, odioso por naturaleza ya que castiga con el mismo látigo al ricacho opulento que al pobre irredento cuando la capacidad de resistencia dineraria del uno respecto del otro está en la proporción de cien a dos, etc. etc. La verdad es que la cosa no está para bromas.

Con la resignación propia del panorama que nos traen estos tiempos de penuria y desasosiego por estos pagos afectando a todos y cada uno de los sufridos ciudadanos que tienen, tenemos, "la suerte" de vivirlos, comenzábamos nuestra croniquilla del pasado día 25 último acompañado de la consabida y popular frase mil veces repetida y ahora corregida, de cada diciembre cuyo estribillo reza: "esta Noche es Nochebuena... ¡y mañana..., y mañana, Dios dirá". Nunca pudo resultar más apropiada porque las incógnitas que aparecen en horizonte no pueden ahora mismo ser más imprevisibles. Por eso, recuerdo con más añoranza la otra parte de la letra del villancico, más de nuestro pueblo, cual era aquella de: "esta Noche es Nochebuena y mañana Navidad, saca la bota María, que me voy a emborrachar".

Recemos todos porque no nos falte la salud, que ya es modestia en cuanto a pedir dado que ésta nos la regala la Providencia Divina, pero dadas las circunstancias... ¡Virgencita, que ne quede como estoy!. Saludos Navideños con el mejor de mis deseos: FELICIDADES EN EL NUEVO AÑO.