La apatía por la política en este lugar en particular, y entre las gentes sencillas en general que nada esperan de la misma, es más que lógica su indiferencia por cuanto manifestarse en el sentido que proceda por el que se sientan identificadas, sólo sirve para quedar encuadrados entre fobias ó filias no deseadas y las respectivas consecuencias sin provecho alguno. Una cosa es la teoría y otra la realidad. Dicho así, parecería que quien esto escribe se encuentra entre los que aún desconocen el contenido del Título I de la Constitución Española, Carta Magna donde se reconoce y ampara el derecho fundamental de todos los españoles relativo a la dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherente, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de los demás que son fundamento del orden político y la paz social, máxime teniendo en cuenta que las normas relativas a estos derechos fundamentales se encuentran reconocidos, como antes se dice, por nuestra Constitución, y además, que han de interpretarse de conformidad con la Declaración Universal de los Derechos Humanos y los Tratados y Acuerdos Internacionales. Esa es la teoría, pero muy otra la realidad. Sólo un ejemplo para ilustrar a mi amigo Lupi: ¿Hay algún valiente que se atreva en Euskadi a manifestar públicamente su aversión y condena a todo lo que ha supuesto la ETA y demás aledaños?.