POVEDA DE LAS CINTAS: OTRA VEZ EL CAÑO VIEJO, YA QUE HABLAMOS DE FOTOGRAFÍAS....

OTRA VEZ EL CAÑO VIEJO, YA QUE HABLAMOS DE FOTOGRAFÍAS.

Si hay una imagen que denota tristeza, pobreza, raquitismo, aflicción, desolación, hipocondria, melancolía, pena, conmiseración, y no sé cuantas cosas más... es la estampa de nuestro pobre Caño Viejo. ¡Pero cuánta historia hay al lado de esa tristeza abombada a guisa de depósito y ese muro frontal con una especie de cabeza de tortuga como remate, que, acaso desde una consideración estética, casi dan ganas de llorar!. Más... por algo decidió protegerla el Ayuntamiento en su día con servicio permanente de guardia de "corps" durante algún tiempo a cargo de agente municpal (el Sr. Goyo por más señas, alguacil a la sazón de excelente voz y dotes de mejor mando, tan celoso de su deber como fiel agente al servicio del regidor de turno) para que nadie hiciera uso o abuso del racionado producto.

E insisto: alguien podría decir: ¿a quién se le ocurre sacar a la luz semejante esperpento fotográfico?. ¡Ay de tí, maldito desagradecido!. Yo le diría a este genio de la crítica, que, con toda seguridad, el que sacó a la luz semejante arquitectura "barroca" fue la mejor ocurrencia de alguien cuya nostalgia le llevó a rememorar toda la sed que en vida le alivió y toda la salud que recibió de aquel precioso manantial que, más que agua, era oro lo que de él salía para satisfacción de su salud y la del resto de la vecindad.

Por ello, y por algo más que el simple oportunismo como lo fue la auténtica necesidad, afortunadamente hubo alguien o un Concejo en plan Corporación, edil o no, que pronto entendió, con excelente criterio y mejor acierto, que aquella medicina había que protegerla y no desperdiciar una sola gota de su precioso líquido. Y así cumplió durante muchos años... hasta que, probablemente, los sondeos, los plagicidas, los herbicidas, los minerales inorgánicos, la desidia, y puede que hasta los topillos, acabaron con su vida. (R. I. P.)