POVEDA DE LAS CINTAS: Decía yo un 27 de enero del 2009 hablando de cosas...

hola soy ana sobrina de lupicinio y uve es hermano de mi padre foro. no sabia que mi tio fue mulero.
gracias por la fotos y un saludo.

Hola Ana:
Aunque solo sea por este medio, me alegra conocerte. Algunos de los que andamos trasteando por este foro conocimos a tu familia, y conocemos a la familia que aun tienes en el pueblo, incluido tu tío Wences, y estarán sin duda de acuerdo en que es una excelente persona y que fue el ultimo mulero mayor de Poveda de las Cintas. Incluso, a tus abuelos Telesforo y Julia le hemos recordado en este foro en una canción que habla de un borrico que tiraron por una cuesta. No, no tus abuelos, los mozos. Si te apetece, dinos si viven aun tus padres, y si es así,
aparte de darle recuerdos, le preguntas a Foro por el burro de Emiliano y te cuenta toda la historia seguro. En cualquier caso, siempre puedes escribir en el buscador Google "Julia dice a Telesforo" y te sale toda la historia, que la gente famosa es la gente famosa. Lo de las fotos, bueno... que gracias a ti por comentarlo.
Hasta luego Ana. Espero que pases algún ratillo entretenido con nosotros y con las bonitas historias que te vamos a contar.
Adrian

Hola yo no me llamo Gardel. Soy Ana la hija de Foro. Mis padres estan estupendamente, les dare recuerdos de tu parte aunque no se quien eres, se lo preguntare a mi tio Lupi. Dinos eso de Julia dice a Telesforo que no nos sale nada. La que escribe es mi hija Naia. Tambien ella quiere saber historias sobre su familia aunque no halla conocido a la gran mayoria.
Un saludo
Ana y Naia

Decía yo un 27 de enero del 2009 hablando de cosas de antes:

"SOBRE ANIMALES Y OTRAS BESTIAS.
Tenia Alejandra un gallo... grande, hermoso, blanco nacarado, de brillante plumaje más propio de un pájaro exótico que de un ave de corral. Era este gallo tan traicionero como bello y no hubo un solo día que fuese a ver a mi abuela Luisa (1886-1972) que no me atarazara las piernas. Experto en el arte del disimulo picoteaba el gallo distraídamente acá y allá rodeado de su harem de gallinas, mientras yo vigilante desde una esquina me ilusionaba pensando que esta vez no me vería. Animado por este anhelo, iniciaba yo, una carrera lo más veloz posible, es decir, con extraordinaria lentitud, ya que solo un instante después sentía tras de mí el aleteo del gallo y sus afiladas uñas arañando mis piernas, mientras que con el pico el muy ladino, se sujetaba ora a mi chaqueta de domingo, ora al borde de mis pantalones cortos para hacer más fuerza y en definitiva más daño. Admirable era verle esquivar las piedras que mi abuela llevaba en el bolsillo de su delantal de medio-luto y le tiraba para ahuyentarlo cuando de regreso me acompañaba por la "Ronda" hasta la fragua, lejos ya de la furia del gallo. Mientras yo, con una mano agarrado a la de mi abuela y con la otra aprisionaba fuertemente la moneda de medio duro que me daba de propina, enumeraba mentalmente las variadas golosinas que me compraría en casa de la señora Monica. Era suficiente morder el pan de higo -una masa de higo entre dos obleas- mientras que, embelesado, miraba el cromo de regalo que engrosaría la colección que amorosamente guardaba en una caja de cartón de zapatos comprados para alguna fiesta grande, para decirme invariablemente a mi mismo que había valido la pena arriesgar la vida en mi lucha con el gallo.
Animal singular como la cabra de Eusebio vi muy pocos en el pueblo. Mal-encarada y de mirar atravesado con el pelo blanco y gris. La que vi en alguna ocasión en medio de la calleja de la tahona mordisqueando un hierbajo y esperando. Ponía fin a su espera cuando algo, persona animal o cosa, pasaba por la calle de enfrente, contra lo que se lanzaba a testarazos, para una vez hecha la gracia, alejarse muy ufana, -juraria que sonriendo- hasta el corral donde entraba y salia cuando quería, sin que nadie pudiera imponerla una disciplina.
Pero entre todos los animales y otras bestias con los que compartimos parte de nuestra pasada existencia, destaca por su popularidad el burro de Emiliano, al que solo le faltó un jinete audaz para pasar a la historia como pasó Babieca, Othar, Dug (Tormenta), Incitatus o el famoso As de Oros, que como bien sabes amiga Guadalajara, fue el caballo favorito de Doroteo Arango Arámbula (Pancho Villa).
Fue el burro de Emiliano tan afín a la gente de Poveda, tan integrado en los roles de la sociedad de aquellos tiempos, que igual podía vérsele camino de Villaflores con media docena de infantes sobre sus lomos, como en alguna francachela bebiendo vino en la plaza con los mozos. Juguete de varias generaciones un cinco de octubre del año 1956 o 1957 los mozos le despeñaron por un barranco. Este episodio seria poco después la fuente de inspiración para un vecino de Poveda (cuyo nombre no recuerdo) que daría forma a estas coplas.
(Al día de hoy puedo decirte que estas coplas fueron escritas en 1957 por el paisano Miguel "Bogacha". Y que cuando dije lo dicho en el Año del Señor de 2009; aun siendo todas las personas que menciona vecinos de Poveda de las Cintas, el único que vivía aún era Domitilo Sierra. Esta canción o copla ya casi en el olvido, fue recuperada por Luciano Paz en el 2009).

-El burro de Emiliano-

¡Ay Emiliano, qué malo has sido
qué a los mozos de Poveda
quieres meter en presidio!

Gabina dice a Justino
con muchísima razón
que para pagar el burro
hay que vender el salón.

María y Joaquín discuten
discuten y con razón
que tienen el burro en casa
y no les paga pensión.

Domitilo Sierra Paz
les quiere comprar el burro
y entonces dice María
que no le vende a ninguno

La Carmen muy suspirosa
con lagrimas en los ojos
dice que no paga el burro
hasta que no venga el Rojo.

Julia dice a Telesforo
tenemos que echar las cuentas
que para pagar el burro
hay que vender la cosecha

Don Gaudencio y don Gonzalo
tienen dos causas abiertas
una por matar el burro,
la otra tienen secreta.

Emiliano dice a Luisa
echate a los pies cordera
y Luisa le entendió mal
y se echo a la cabecera.

No solo fueron las personas como Leandro Martín quienes hicieron "povedanismo" e historia en este pueblo ejemplar de Poveda de las Cintas. Sin olvidar, por supuesto, "el perro del hortelano", del que se dice que ni come las berzas ni las deja comer, y del que se sabe que no siendo en el plumaje, más deslucido y sucio el suyo, tiene un gran parecido con el gallo y tan mala leche como la cabra."
Adrian