... OPERACIÓN PRELUDIO DE LAS EMPANADILLAS DE MÓSTOLES (De Josema y Millán)
¡Qué crisis ni qué niño muerto eso que ahora llaman la crisis económica!. Para crisis, crisis, la que a la sazón protagonizaron aquellos povedanos testigos mudos de ciertas penurias alimenticias de la época (Leandro, Lolo, Luis, Mariano, Rufino, Ubaldo y Natalio), cuyas exigencias gastronómicas alumbró en ellos imaginación y audacia, y con ella, la consecución de la mayor aventura que los tiempos han conocido. Y así fue como la pusieron en práctica, es decir, mediante la recreación de todo un transvase técnico del más exquisito líquido elemento vitamínico denominado "natillas", anticipándose en décadas y dejándo en pañales en materia de estructuras, al trasvase del Tajo-Segura treinta años después. Aquella maravilla de la ingeniería povedana, tiene un solemne título: " LAS NATILLAS DE LA "SEÑÁ" GERTRUDIS... Y SU EVAPORACIÓN".
A las pruebas me remito: si tras impenetrables rejas de hierro de la ventana de su casa creyéendola lugar seguro para conseguir su mantenimiento aprovechando la frescura nocturan y al propio tiempo la protección durante ese tiempo, (además de por las oraciones de su dueña), la sopresa de ésta, es decir, de la "señá" Gertrudis, sería todo un impacto cuando a la mañana siguiente contemplara, consternada, que los furtivos que anteriormente se citan le habían "birlado" limpiamente su precioso manjar, utilizando procedimientos técnicos de succión en vacío y sin más elementos sofisticados ni andamiajes que una vulgar e inocente pajita hueca procedente de cualquier cereal de los de la tierra de su término municipal, La verdad es que, la operación, dadas las circunstancias, alcanza verdaderos indicios de auténtica GESTA. ¡Qué povedanos los de aquella época!. ¡Chapeau!
(Adrián: la culpa la tienes tú; a ver si ahora me echan a mí los perros. Al menos, a tí te han conferido el título de Cronista Oficial de la Urbe en información gráfica (de la otra información, te la otorgo yo). Con todos los merecimientos, por supuesto. Ahí están las estadísticas. No te permito que te dejes arrugar. Mi invitación sigue vigente. Y quiero leerte más a menudo. Un abrazo.
¡Qué crisis ni qué niño muerto eso que ahora llaman la crisis económica!. Para crisis, crisis, la que a la sazón protagonizaron aquellos povedanos testigos mudos de ciertas penurias alimenticias de la época (Leandro, Lolo, Luis, Mariano, Rufino, Ubaldo y Natalio), cuyas exigencias gastronómicas alumbró en ellos imaginación y audacia, y con ella, la consecución de la mayor aventura que los tiempos han conocido. Y así fue como la pusieron en práctica, es decir, mediante la recreación de todo un transvase técnico del más exquisito líquido elemento vitamínico denominado "natillas", anticipándose en décadas y dejándo en pañales en materia de estructuras, al trasvase del Tajo-Segura treinta años después. Aquella maravilla de la ingeniería povedana, tiene un solemne título: " LAS NATILLAS DE LA "SEÑÁ" GERTRUDIS... Y SU EVAPORACIÓN".
A las pruebas me remito: si tras impenetrables rejas de hierro de la ventana de su casa creyéendola lugar seguro para conseguir su mantenimiento aprovechando la frescura nocturan y al propio tiempo la protección durante ese tiempo, (además de por las oraciones de su dueña), la sopresa de ésta, es decir, de la "señá" Gertrudis, sería todo un impacto cuando a la mañana siguiente contemplara, consternada, que los furtivos que anteriormente se citan le habían "birlado" limpiamente su precioso manjar, utilizando procedimientos técnicos de succión en vacío y sin más elementos sofisticados ni andamiajes que una vulgar e inocente pajita hueca procedente de cualquier cereal de los de la tierra de su término municipal, La verdad es que, la operación, dadas las circunstancias, alcanza verdaderos indicios de auténtica GESTA. ¡Qué povedanos los de aquella época!. ¡Chapeau!
(Adrián: la culpa la tienes tú; a ver si ahora me echan a mí los perros. Al menos, a tí te han conferido el título de Cronista Oficial de la Urbe en información gráfica (de la otra información, te la otorgo yo). Con todos los merecimientos, por supuesto. Ahí están las estadísticas. No te permito que te dejes arrugar. Mi invitación sigue vigente. Y quiero leerte más a menudo. Un abrazo.