EL DETERIORO Y EL DESDORO.
Absolutamente entristecedor y lamentable el aspecto que presenta la campiña povedana y todas las demás de la contorna, relatada lamentándose por mi querido y viejo amigo Lupi, en la parte que recuerda. Si bien es cierto que quizá la climatología no ha contribuido con la pluviosidad que cabría esperar en términos relativos para mantener los acuíferos naturales que alimentaban arroyos y manantiales, no lo es menos que la explotación desmedida de los regadíos artificiales ha desangrado el subsuelo en proporción infinitamente superior a la de la falta de lluvia.
En este sentido es claro que la remolacha, el maíz, las patatas o la alfalfa, productos todos bien regados con agua del subsuelo, naturalmente cuadriplican en cuanto al rendimiento económico por hectárea el que cabría esperar de los cereales de secano. Los que lo han utilizado buscando el lucro, obviamente hicieron uso del derecho que les proporciona la propiedad del suelo, (artículo 408, apartado 3º, del Código Civil). El resultado. la desertización; y como efecto, cada vez más sequía y más desierto.
En fecha 9-8-09, yo ya dije: ¿Qué fue de nuestro río, de Poveda bien nombrado, hoy mustio, triste y seco, víctima de desamparo, que llora con rabia y desprecio contra los que vilmente asesinaron la alegría de su cauce, otrora bien sobrado, que hoy no llega ni a cloaca, ni beber pueden los pájaros?. O este otro (3-7-09). "Desérticas sus orillas, desérticas sus riberas, desérticos debieran estar, los que a ello contribuyeran"
Absolutamente entristecedor y lamentable el aspecto que presenta la campiña povedana y todas las demás de la contorna, relatada lamentándose por mi querido y viejo amigo Lupi, en la parte que recuerda. Si bien es cierto que quizá la climatología no ha contribuido con la pluviosidad que cabría esperar en términos relativos para mantener los acuíferos naturales que alimentaban arroyos y manantiales, no lo es menos que la explotación desmedida de los regadíos artificiales ha desangrado el subsuelo en proporción infinitamente superior a la de la falta de lluvia.
En este sentido es claro que la remolacha, el maíz, las patatas o la alfalfa, productos todos bien regados con agua del subsuelo, naturalmente cuadriplican en cuanto al rendimiento económico por hectárea el que cabría esperar de los cereales de secano. Los que lo han utilizado buscando el lucro, obviamente hicieron uso del derecho que les proporciona la propiedad del suelo, (artículo 408, apartado 3º, del Código Civil). El resultado. la desertización; y como efecto, cada vez más sequía y más desierto.
En fecha 9-8-09, yo ya dije: ¿Qué fue de nuestro río, de Poveda bien nombrado, hoy mustio, triste y seco, víctima de desamparo, que llora con rabia y desprecio contra los que vilmente asesinaron la alegría de su cauce, otrora bien sobrado, que hoy no llega ni a cloaca, ni beber pueden los pájaros?. O este otro (3-7-09). "Desérticas sus orillas, desérticas sus riberas, desérticos debieran estar, los que a ello contribuyeran"