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Balcón espectacular en el Palacio de La Salina, hoy sede de la Diputación Provincial.
Se trata de uno de los claustro de los que tiene este convento de San Esteban; en concreto, este es el denominado de procesiones o de los Reyes.
La grandeza de esta Catedral, como puede verse en esta muestra fotográfica, es grande en dimensiones, pero lo es más en arte.
Espacio durante años oculto e ignorado, recuperado y abierto al público como parte del patrimonio de esta ciudad monumental que no para de deparar sorpresas.
Hasta ahora esta casa con su curioso patio ha servicio para cursar los estudios de FP sobre hostelería. A partir de este curso que ahora comienza, ha dejado de prestar este servicio, por traslado a otro lugar de la ciudad.
Plaza céntrica y cercana a la plaza, donde las terrazas de los bares están permanentemente ocupando el espacio, no importa si es invierno o verano.
Colegio-seminario de Carvajal, junto a la Cueva de Salamanca y sobre la antigua muralla romana, permanece semiderruido en lugar tan céntrico sin que los poderes de la urbe hayan sido capaces de buscarle utilidad.
Muy próximo a la Plaza Mayor este palacio renacentista alberga el Casino de la ciudad; dispone de un magnífico patio de arcos y columnas cubierto y al resguardo de las inclemencias del tiempo, donde se celebran conciertos, exposiciones, presentación de libros, cenas, bailes, etc.
Desde el mirador privilegiado de las torres de la Clerecía se contemplan paisajes urbano como el de la fotografía.
Convento poco conocido, pero lleno de obras de arte. Dispone de un pequeño museo y se encuentra muy próximo al centro de la ciudad.
Una de la muchas tumbas románicas y góticas que se ubican en el Claustro de la Catedral Vieja.
Silueta inconfundible de la Clerecía desde las proximidades al cerro de San Vicente.
No siempre es posible hacer una fotografía desde uno de los balcones del Ayuntamiento.
En la calle de San Pablo y frente a la Iglesia y convento de San Esteban. En este lugar existió el Convento de monjas canónigas de San Pedro de la Paz, derribado en los primeros años setenta del siglo pasado, donde ya no tenía una utilidad conventual, pues servía de fábrica de cervezas.
Fachada preciosa que pasa desapercibida para muchos turistas y paseantes de la ciudad.