LAGUNILLA: Después de varios meses de descanso, con la llegada...

Después de varios meses de descanso, con la llegada de los primeros fríos del invierno, hacía de nuevo su aparición, bajo la mesa camilla arropada por sus “faldas”, el brasero.
Lo recuerdo siempre ahí, en el centro de la mesa camilla haciendo agradable la estancia donde toda la familia permanecíamos buscando el calor en los días fríos de invierno.
Junto al brasero nos reuníamos toda la familia y también las visitas cuando llegaban. Allí compartíamos nuestras vivencias a lo largo del día; allí disfrutábamos de distintos juegos infantiles como la oca, el parchí; allí aprendimos a hacer castillos con las cartas de la baraja y más tarde aprendimos distintos juegos como el cinquillo, el tute, solitarios… Allí leíamos los cuentos infantiles y más tarde los comics: TBO, Mortadelo y Filemón el Capitán Trueno, Rin Tintín…
También allí, al calor del brasero, mamá cosía la ropa, papá repasaba sus cuentas, el abuelo dormitaba en su sillón de mimbre y nosotros los niños, intentábamos concentrarnos en nuestras tareas escolares muchas veces teniendo de fondo la música de “los discos solicitados” de la radio y con el tiempo incluso tuvimos que acostumbrarnos a estudiar con las imágenes de la televisión. Era la única habitación de la casa que estaba caliente y nos veíamos obligados a compartirla tanto en los momentos de ocio como durante el trabajo.
A pesar de los inconvenientes de tener que permanecer todos juntos en la misma habitación, el brasero hacía posible un ambiente acogedor y unía a la familia, no como hoy que cada uno se mete en su habitación con su música, su TV, su ordenador…
Me encanta ir a una casa donde aún hoy la familia se reúne en torno a la mesa camilla al calor del brasero.


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