LAGUNILLA: Ayer partió a la Casa del Padre nuestra tía Emiliana....

Ayer partió a la Casa del Padre nuestra tía Emiliana. La menor de las hijas de mi abuelo Víctor nos dejó en la tarde de ayer muy lejos de este lugar de la fotografía en la que aparece con su padre y hermana Antonia. Siempre vivió en su pueblo, cerca de su hijo mayor y su esposa e hijos, que estuvieron pendientes de ella. Pero la edad y los achaques propios empezaron a manifestarse; dejó su pueblo para ir a vivir a tierras navarras cerca de algunos de sus hijos que allí fijaron su residencia, estar con ellos y disfrutar del cariño de sus nietos navarros. Durante este tiempo, siempre que su salud se lo permitía, regresaba con el buen tiempo a Lagunilla donde le esperaban sus otros hijos y nietos mayores con los que tantas alegrías y vivencias siempre compartieron.
Aquel trágico accidente del coche de línea en El Cerro en un aciago día de la primavera de 1975 se llevó a su esposo Adrián y la dejo viuda con cinco hijos, alguno tan pequeño que prácticamente no tiene recueros de su querido padre. Hizo frente a la vida con el valor que da el deber de tener que llevar a buen puerto a toda una amplia familia; la pena que en ella dejó la ausencia de Adrián, se transformó en energía para hacer de padre y madre; para dar alegría y felicidad a sus hijos, alguno tan pequeñito que casi no guarda recuerdos de su querido padre.
Emiliana era hija de Valentina y Víctor, nació en Lagunilla y al pueblo regresará para su descanso definitivo en la tierra en la que ya lo hacen su esposo, abuelos, padres y parte de sus hermanos. A nosotros nos deja con tristeza, pero dichosos por haber tenido la suerte de conocerla, de tratarla y de quererla. Recordamos su sonrisa bondadosa y amable. Nuestras idas al pueblo, casi siempre, después de ver a los abuelos, nos llevaban a su casa y a la fragua, para a continuación recorrer las casas de todos los tíos; recuerdos que nos acercan a fiestas familiares: bautizos, comuniones, bodas y otras celebraciones llenas de alegría y felicidad. Ya viuda, de tarde en tarde, venía a Salamanca y pasaba unos días con su hermana Antonia, era nuestra oportunidad para tenerla cerca.
Elevamos nuestra oración por su eterno descanso, a la vez que acompañamos a nuestro queridos primos Adrián, Marga, Montse, Sebastián y Víctor Ángel en su dolor y les decimos que no están solos; que estamos con ellos en tan difíciles momentos y que siempre pueden contar con nosotros. Un abrazo muy fuerte. Descanse en paz Emiliana.