Como consecuencia del mal año en producción de aceite que fue el año pasado, en estos momentos este jugo de la aceituna está adquiriendo precios nunca vistos en los supermercados y en las cooperativas de olivareros productores; es de suponer, que este mismo fenómeno se produce con el producido en Lagunilla, donde también fue peor la campaña aceitera que en años precedentes. Espero que en la campaña del presente año, la producción sea más próxima a la de un año normal y que los precios se estabilicen y el producto siga siendo asequible a la mayoría; aunque, dada la sequía que arrastramos desde la primavera de 2016, está todavía por ver si la producción, en general, es optima; pues además de la crisis climatológica, hay que tener en cuenta la bacteria que ya ha matado más de un millón de olivos en Italia, pero que se ha extendido a Baleares y ha aterrizado también en la Península Ibérica. Y lo notaremos en los bolsillos.