RECORDANDO PASEOS
Desde Mata Santana, tras aparcar frente al asador del merendero, tomamos un camino cercado con alambre; el acceso fue fácil y sin la más mínima demora gracias al hallar abatido el tramo que conformaba el portillo de su entrada, cuya alambrada no estaba engarzada en la cuna del cerrado. En pocos metros abandonamos el sendero principal y cogimos a nuestra izquierda una suave pendiente que moría a media ladera tras alcanzar el final de un vallado pétreo y limitador de una extensa pradera particular. En lontananza (señalaba un déspota índice que, dejando tras de sí el tosco puño, disparaba la atención hacía un hito silvestre), si miras bien hay una hondonada por la que, años atrás se cruzaba hacia la ermita. La vieja ermita.
¿Cómo se llamaba la ermita paisanos?
Desde Mata Santana, tras aparcar frente al asador del merendero, tomamos un camino cercado con alambre; el acceso fue fácil y sin la más mínima demora gracias al hallar abatido el tramo que conformaba el portillo de su entrada, cuya alambrada no estaba engarzada en la cuna del cerrado. En pocos metros abandonamos el sendero principal y cogimos a nuestra izquierda una suave pendiente que moría a media ladera tras alcanzar el final de un vallado pétreo y limitador de una extensa pradera particular. En lontananza (señalaba un déspota índice que, dejando tras de sí el tosco puño, disparaba la atención hacía un hito silvestre), si miras bien hay una hondonada por la que, años atrás se cruzaba hacia la ermita. La vieja ermita.
¿Cómo se llamaba la ermita paisanos?
