AQUEL PUEBLO QUE FUE
Estrecho sendero, accidentada caída de piedras y hoyadas ¡Resopla la mula! Va muy cargada. A pie la sigue una perra, botines y alpargatas; grupito de voces que a ratos calla ¡Ladridos! Una bastarda. El sacho golpea. Soslayada en el camino se halla descabezada, festín de moscas u otras alimañas. Serpentea la ruta hacia los olivos y las huertas surcadas ¡Gorgotea el agua! Aroma fresco, restaurador; a medida que aparece nuestra pétrea cabaña. Al raso tomateras, cebollas y patatas; más abajo se suceden escalonados cultivos ¡Majestuosa montaña! Cuya ladera, fue un día llanada; pequeñas paredes la dividen en hitos, parcelas regadas; discurre desde la poza más alta un brote, una manga sinuosa de agua; recorriendo el laberinto que marcó la azada.
Estrecho sendero, accidentada caída de piedras y hoyadas ¡Resopla la mula! Va muy cargada. A pie la sigue una perra, botines y alpargatas; grupito de voces que a ratos calla ¡Ladridos! Una bastarda. El sacho golpea. Soslayada en el camino se halla descabezada, festín de moscas u otras alimañas. Serpentea la ruta hacia los olivos y las huertas surcadas ¡Gorgotea el agua! Aroma fresco, restaurador; a medida que aparece nuestra pétrea cabaña. Al raso tomateras, cebollas y patatas; más abajo se suceden escalonados cultivos ¡Majestuosa montaña! Cuya ladera, fue un día llanada; pequeñas paredes la dividen en hitos, parcelas regadas; discurre desde la poza más alta un brote, una manga sinuosa de agua; recorriendo el laberinto que marcó la azada.
