Raja (d) o.
Vulgarmente se dice de quien falta a su promesa o incumple tratos y propósitos firmemente expresados, desdiciéndose de aquello a lo que se había comprometido formalmente; cobarde, asustadizo y miedica, a quien es fácil amedrentar; caga de/o que ante cualquier contingencia o atisbo de peligro se echa atrás, dejando en la estacada a quienes iban con él.
Algo así nos viene pasando a los españoles con quienes obtuvieron el poder con huecas promesas, supuestos conocimientos, eficiencias, preparación, “saber lo que hacer”, seriedad, patriotismo, etc. Todo, según pregonaban y aún hoy se atreven a pregonar, en aras de “asegurar nuestro futuro”; visto y padecidos sus remedios, nos lleva a concluir, que el único futuro asegurado es tener un buen sueldo a costa de esos a los prometían tan próspero futuro. A quienes se suponía les quedaría resuelto su porvenir por la “gracia” y el “don”, del que presumían estar tocados; lo único logrado, de los detentadores del poder cuasi absoluto, fue merma en nuestros derechos y una mayor carga de obligaciones; por supuesto, en beneficio de esos que erigían en garantes del futuro. Basta de zarandajas y lindezas que nos están abocando a la degradación democrática y la miseria social. ¡Que les den por donde amargan los pepinos!
Vulgarmente se dice de quien falta a su promesa o incumple tratos y propósitos firmemente expresados, desdiciéndose de aquello a lo que se había comprometido formalmente; cobarde, asustadizo y miedica, a quien es fácil amedrentar; caga de/o que ante cualquier contingencia o atisbo de peligro se echa atrás, dejando en la estacada a quienes iban con él.
Algo así nos viene pasando a los españoles con quienes obtuvieron el poder con huecas promesas, supuestos conocimientos, eficiencias, preparación, “saber lo que hacer”, seriedad, patriotismo, etc. Todo, según pregonaban y aún hoy se atreven a pregonar, en aras de “asegurar nuestro futuro”; visto y padecidos sus remedios, nos lleva a concluir, que el único futuro asegurado es tener un buen sueldo a costa de esos a los prometían tan próspero futuro. A quienes se suponía les quedaría resuelto su porvenir por la “gracia” y el “don”, del que presumían estar tocados; lo único logrado, de los detentadores del poder cuasi absoluto, fue merma en nuestros derechos y una mayor carga de obligaciones; por supuesto, en beneficio de esos que erigían en garantes del futuro. Basta de zarandajas y lindezas que nos están abocando a la degradación democrática y la miseria social. ¡Que les den por donde amargan los pepinos!