BlaBlaCar
Comparte coche y ahorra dinero.
Durante años, desde la administración y desde determinadas asociaciones de automovilísticas, se ha recomendado, con el fin de racionalizar el consumo de combustibles y disminuir el número de vehículos que colapsan los accesos a las grandes ciudades, compartir el automóvil. Es decir, quienes por necesidades laborales o de otro tipo deben realizar recorridos diarios entre sus domicilios en los extrarradios de las ciudades, urbanizaciones, zonas metropolitanas, etc., y los lugares de trabajo, de estudio o de ocio, que compartan sus coches con otros ciudadanos, de tal forma que no circulen con un solo pasajero, de manera que la congestión circulatoria en los accesos y el excesivo gasto en la factura de los combustibles se vería minorada.
En algunas vías habilitaron los llamados “carril busvao”, por los que es más rápido entrar o salir, pero siempre que se trate de autobuses u otros vehículos que lleven dos o más ocupantes; lo que se pretende es incentivar, dando facilidades de tránsito, a quien viajan en compañía y disminuir el número de los mismos en la calzada.
Desde hace tiempo, aunque a menor escala, los automóviles, en determinados trayectos, ya eran compartidos por personas de distintas profesiones que diariamente se desplazan a sus puestos de trabajo: maestros, enfermeras, carteros y otros, ya venían optimizando sus recursos al compartir el medio de transporte, generalmente, alternándose semanalmente en la conducción y aporte del medio, favoreciéndose mutuamente en sus respectivas economías.
Sin embargo, lo que ha dado relevancia al compartir el coche en trayectos determinados y repetitivos para los usuarios, ha sido la actual crisis económica. Las dificultades actuales han hecho que este asunto haya tenido un mayor interés y repercusión para quienes deben desplazarse diariamente. Se calcula son más de un millón las personas que diariamente comparten sus vehículos con los consiguientes ahorros para sus respectivos bolsillos.
Han nacido páginas web (Blablacar, Busvao) que informan y ponen en contacto a quienes lo deseen, facilitando compartir rutas fijas. Los viajes son económicos y rápidos. Por ejemplo, desde Salamanca a Madrid son 12,00€ lo que aportan los acompañantes y, en el trayecto de la ciudad del Tormes a Zamora, 3,00€.
Lo anterior, ha alarmado a las empresas de transporte de servicios regulares, pues los efectos de esta nueva modalidad de desplazamiento, comienzan a notarse en ingresos, repercutiendo en las cuentas de explotación de sus concesiones. Proponen cerrar las webs que les restan usuarios y euros. El ingenio y la iniciativa que perjudica a los ya establecidos tiene sus consecuencias, pero ¿Quién le podrá poner puertas a esta forma de compartir intereses?
Comparte coche y ahorra dinero.
Durante años, desde la administración y desde determinadas asociaciones de automovilísticas, se ha recomendado, con el fin de racionalizar el consumo de combustibles y disminuir el número de vehículos que colapsan los accesos a las grandes ciudades, compartir el automóvil. Es decir, quienes por necesidades laborales o de otro tipo deben realizar recorridos diarios entre sus domicilios en los extrarradios de las ciudades, urbanizaciones, zonas metropolitanas, etc., y los lugares de trabajo, de estudio o de ocio, que compartan sus coches con otros ciudadanos, de tal forma que no circulen con un solo pasajero, de manera que la congestión circulatoria en los accesos y el excesivo gasto en la factura de los combustibles se vería minorada.
En algunas vías habilitaron los llamados “carril busvao”, por los que es más rápido entrar o salir, pero siempre que se trate de autobuses u otros vehículos que lleven dos o más ocupantes; lo que se pretende es incentivar, dando facilidades de tránsito, a quien viajan en compañía y disminuir el número de los mismos en la calzada.
Desde hace tiempo, aunque a menor escala, los automóviles, en determinados trayectos, ya eran compartidos por personas de distintas profesiones que diariamente se desplazan a sus puestos de trabajo: maestros, enfermeras, carteros y otros, ya venían optimizando sus recursos al compartir el medio de transporte, generalmente, alternándose semanalmente en la conducción y aporte del medio, favoreciéndose mutuamente en sus respectivas economías.
Sin embargo, lo que ha dado relevancia al compartir el coche en trayectos determinados y repetitivos para los usuarios, ha sido la actual crisis económica. Las dificultades actuales han hecho que este asunto haya tenido un mayor interés y repercusión para quienes deben desplazarse diariamente. Se calcula son más de un millón las personas que diariamente comparten sus vehículos con los consiguientes ahorros para sus respectivos bolsillos.
Han nacido páginas web (Blablacar, Busvao) que informan y ponen en contacto a quienes lo deseen, facilitando compartir rutas fijas. Los viajes son económicos y rápidos. Por ejemplo, desde Salamanca a Madrid son 12,00€ lo que aportan los acompañantes y, en el trayecto de la ciudad del Tormes a Zamora, 3,00€.
Lo anterior, ha alarmado a las empresas de transporte de servicios regulares, pues los efectos de esta nueva modalidad de desplazamiento, comienzan a notarse en ingresos, repercutiendo en las cuentas de explotación de sus concesiones. Proponen cerrar las webs que les restan usuarios y euros. El ingenio y la iniciativa que perjudica a los ya establecidos tiene sus consecuencias, pero ¿Quién le podrá poner puertas a esta forma de compartir intereses?