RASTROS QUE ME LLEVAN A MI PUEBLO
Tal día como hoy, con el frío calando la médula, despierta en las soledades que arrastra su orfandad. Hermanos que se fueron sin respetar el orden de la edad dejando sus casas vacías y, en cuanto al grado de ilusión, aquellos regresos esperanzadores al pueblo para reencontrarse con sus hermanos, hermanas; para remover el pasado, los padres y las tierras que le hicieron crecer y fortalecerse de humana aptitud en la manera de afrontar su destino; un destino azaroso e imprevisible, arraigado en la insuficiente riqueza, en el coraje de subsistir subyugado a la privación de caprichos y, pese a todo, alegrar la vida de pequeños gestos que adornan la existencia. El pueblo donde nació le marcó a fuego esta entrega: “Ser de palabra y honradez son las mejores riquezas”.
Tal día como hoy, con el frío calando la médula, despierta en las soledades que arrastra su orfandad. Hermanos que se fueron sin respetar el orden de la edad dejando sus casas vacías y, en cuanto al grado de ilusión, aquellos regresos esperanzadores al pueblo para reencontrarse con sus hermanos, hermanas; para remover el pasado, los padres y las tierras que le hicieron crecer y fortalecerse de humana aptitud en la manera de afrontar su destino; un destino azaroso e imprevisible, arraigado en la insuficiente riqueza, en el coraje de subsistir subyugado a la privación de caprichos y, pese a todo, alegrar la vida de pequeños gestos que adornan la existencia. El pueblo donde nació le marcó a fuego esta entrega: “Ser de palabra y honradez son las mejores riquezas”.
