LAGUNILLA: UN DÍA ENTRE GENTE MARAVILLOSA (catorceava entrega)...

UN DÍA ENTRE GENTE MARAVILLOSA (catorceava entrega)

¡Cuidado! Alertaba Alicia a su hija Laura. El sendero era un alud de arena muy polvorienta y se pegaba a la piel formando una segunda capa trabajosa de sacudir. El calzado no era el más apropiado para el paseo pero merecía la pena hacer esa pequeña incursión.
Seguía sorprendiéndole mi acento del norte a nuestro amigo Templario y, de cuando en cuando, se zafaba de los otros Amatos que se volcaban en mostrarle y señalarle el horizonte. ¡Ahí se ve el pantano! –Indicó uno de ellos-; pero yo no acertaba ver las aguas. Seguramente se refería al cauce que otras veces sí se puede contemplar; pero en esta ocasión deberían de ir muy abajo y. con los salientes o espolones de la montaña, no hubo suerte. Pensé que la sequía de este verano era muy superior a la de otros que, a pesar de ello, brindaba la oportunidad de advertir algunos de sus remansos. Nos llegamos hasta las rocas charlando y, en mi caso, dando algunas patadas a las piedras sueltas con ánimo de sorprender algún alacrán; no tuve suerte. Ángel lo intento por enésima vez. Se subió en las rocas pero… no veía el agua del pantano.