UNA PAUSA
Antes de irnos nos acercamos a la finca nuestra que, por su proximidad, le brindaba a mi hermano mostrarme la fuente de sus vinos, de sus aceites y garbanceras; también me mostró un árbol de brevas y, junto a las paredes que limitan su propiedad, unas cuantas chumberas.
La niebla se ceñía al cuerpo y rompieron las nubes con goteras. Cuando me bajé en Lagunilla a comprar unos purillos en el estanco (muy cerca de la panadería) en una paralela calle a la carretera principal; ya eran goterones gordos los que caían. El estanquero es un madrileño con ganas de marcharse y, parece que su esposa es la estanquera más no estaba, en ese momento era él quien despachaba. Y gustaba de entrar en tertulia pero mi hermano aguardaba. Así que salimos zumbando para el cerro y la lluvia nos acompañaba.
Antes de irnos nos acercamos a la finca nuestra que, por su proximidad, le brindaba a mi hermano mostrarme la fuente de sus vinos, de sus aceites y garbanceras; también me mostró un árbol de brevas y, junto a las paredes que limitan su propiedad, unas cuantas chumberas.
La niebla se ceñía al cuerpo y rompieron las nubes con goteras. Cuando me bajé en Lagunilla a comprar unos purillos en el estanco (muy cerca de la panadería) en una paralela calle a la carretera principal; ya eran goterones gordos los que caían. El estanquero es un madrileño con ganas de marcharse y, parece que su esposa es la estanquera más no estaba, en ese momento era él quien despachaba. Y gustaba de entrar en tertulia pero mi hermano aguardaba. Así que salimos zumbando para el cerro y la lluvia nos acompañaba.
