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LAGUNILLA: PILÓN INOLVIDABLE...

PILÓN INOLVIDABLE

Un agosto tan Fausto como lo pudo ser cualquiera de aquellos agostos que tantas veces disfrutamos de nuestro pueblo, sobre sus recónditos espacios tan nuestros y reservados en horas intempestivas, huyendo acaso de las febriles digestiones en aburrimiento;, cuando el sol más bravo caía. Bajábamos abatidos a tomar el fresco de nuestra tan frecuentada fontanita. Unas veces en soledad perpetua y, en otras, porque nos tropezábamos con algún potro escapado, sujeto por atadura sus posteriores patas; algunos potros que abrevan errantes nos hacían compaña. No siempre fue grata. Recuerdo borrosa en la memoria unas conejeras adyacentes que, en algún momento llamó nuestra atención; recuerdo unos pululantes conejos que asomaban los bigotes cimbreantes, curiosos si acaso por nuestra presencia en aquel espacio prohibido; tan cerca de nuestra fontanita se hallaban que, nosotros aún niños, nos acercamos a enredar con ellos. Unos minutos muy breves de apasionado interés por sus dóciles acercamientos (parecían hechos al trato humano), recibiendo y tomando cariño de aquel contacto; hasta que tras nuestro encorvado lomo se erguía las encapotadas sombras de dos tricornios. Recuerdo que volví la vista un instante, tan fugaz, tan sobresaltado de aquellas correosas franjas de armería; de aquellos dos espesos mostachos que afeaban cualquier rostro por apacible que se tornara. No sé nada de lo que nos dijeron (si a caso se llego hablar). Nosotros, cuanto que sentimos su presencia, volamos de allá.

Pedro G. G. agradece su presencia.