OFERTA LUZ: 5 Cts/kWh

LAGUNILLA: Hola Pedro González Gallardo, tienes razón no podía...

PINCHAZO EN HERVAS 3ªParte

Amaneció en Torrijos muy nublado y no se averiguaba lo que sucedía a cinco metros de nuestras narices. Seguimos la carretera que nos llevó hasta Talavera de la Reyna sumergidos en una inmensa bruma y, apoyados en el trazo de las luces traseras de los vehículos que nos precedían, tuvimos suerte de no salirnos de la calzada durante este trayecto. Ya descampaba y se hacía presente el sol a nuestra llegada a Arenas de San Pedro. Desayunamos en un casino algunas tostadas con mantequilla y mermelada casera que, acompañadas de un vaso con cacao muy calentito, nos aportó alegría al cuerpo y ganas de ver las cuevas. La “gruta del águila” ya la había visitado en tiempos pasados con mis padres y mis hermanos en más de una ocasión. Eran excursiones que solíamos hacer desde Lagunilla. Recuerdo que veníamos desde Béjar y, saliendo por una carretera que buscaba el Barco de Ávila, dábamos una bajada de un puerto y ya estábamos aquí. Ahora no sabría por qué me perdí esa ruta y, tras ver las cuevas con mi hijo y mi esposa, me metí por una pista de labradores o algo así ya asfaltado. Recuerdo que iba en dirección a Plasencia cuando salí de Arenas de San Pedro y eso me alertó: no era así en mi memoria, debía de subir un puerto. Saqué un mapa de carreteras y observé que desde donde estábamos (creo que era Madrigal de la Vera) se señalaba una ruta hacía la sierra y, siguiendo el trazado, vi que terminaba entrando en Hervás. No obstante dudaba y, aprovechando la oportunidad de preguntar a un hogareño de este municipio, no me sacó de dudas porque él desconocía el destino de tal vía. Montamos y nos decidimos explorar ese subir y girar constante de aquella sierra. Sorprendía la enorme soledad. Sin tráfico que se nos cruce por delante ni por detrás; solo nuestro automóvil rompía aquel silencio, contaminaba el aire serrano ¡Qué bellos paisajes! Tremendos barrancos cortaban las curvas y, en esas, mi esposa se agarraba al asidero de los costados y me advertía: - ¡No te distraigas!- y me obligaba atención a la carretera. Arroyos de agua cristalina, aromas deliciosos de primavera… yo me sentí perdido en aquel horizonte tan embriagador, dejaba bajada mi ventanilla para que la brisa masajeara mi rostro y no perderme de lo bueno nada ¡Qué suerte! Me dije y aún no topamos con casas ni aldeas mientras, dudosos por el largo recorrido, nos temíamos ir a ciegas.

Hola Pedro González Gallardo, tienes razón no podía dormir. Os leo desde hace unos días y aunque no me gusta escribir no puedo dejar de saludaros daros los gracias por los recuerdos que hacéis que afloren en mi mente con vuestras fotos y comentarios, seguid así un abrazo a todos. ¡ah! La foto creo que está hecha desde pasomalo.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
¡Gracias por los ánimos que nos das! Ya ves que se puede escribir sin esfuerzo alguno: a tí te ha salido bordao. Acabas de aportar un granito de ese foro que tanto te gusta y nos gusta. No dejes de intervenir (aunque sea de vez en cuando).

Saludos