BALCÓN DE EXTREMADURA
Ya desde siempre quedó marcado y, pinten como me lo pinten, mi balcón preferido está muy lejano; tan a tramontana de mil recuerdos que laten y resucitan tantos momentos fugaces. Fotos de belleza irrefutable que me retraen aquellos sentimientos que aún me pellizcan las carnes y, mirando estas laderas, no las hallo jamás lamentables. Mientras unos miran a sequías hay ojos que humedecen de lo fructuoso que en ellos arde. Estampadas quedaron las peñas, rubricadas firmas de amores. No importa que nadie entienda la lluvia ni que la lluvia entienda de amores; cuando yo miro hacia mi pueblo, siempre llueve.
Pedro González Gallardo
Ya desde siempre quedó marcado y, pinten como me lo pinten, mi balcón preferido está muy lejano; tan a tramontana de mil recuerdos que laten y resucitan tantos momentos fugaces. Fotos de belleza irrefutable que me retraen aquellos sentimientos que aún me pellizcan las carnes y, mirando estas laderas, no las hallo jamás lamentables. Mientras unos miran a sequías hay ojos que humedecen de lo fructuoso que en ellos arde. Estampadas quedaron las peñas, rubricadas firmas de amores. No importa que nadie entienda la lluvia ni que la lluvia entienda de amores; cuando yo miro hacia mi pueblo, siempre llueve.
Pedro González Gallardo