Es frase que este jacobino francés (Baille, Pierre) incluye en Lettres (1792): Tout va bien ici; le pain manque. La frase destila una mezcla de pesimismo y cinismo nueve años después de haber sido guillotinado Luis XVI, de donde se deduce que la Revolución, lejos de traer prosperidad y paz, supuso todo lo contrario. Es la imagen del político que coloca la ideología por encima del bienestar general, de modo que no es sensible a las necesidades del pueblo, sino a cómo deben pensar los demás. Asimismo refleja el estado de cosas de una nación en la que un partido ha asaltado el poder y no está por la labor de dejarlo caiga quien cayere. Recuerda a aquel dicho castellano que dice con guas: "Viva Fernando, y vamos robando", referido a quienes fingiendo proteger o seguir la causas del rey o de la idea y autoridad vigentes, aprovechan para avanzar sus propios intereses diciendo que cuanto procuran lo hacen por su señor o la patria, y se llenan los bolsillos, segín dijera en un sermón el fraile José Salvador ante el rey Fernando VII el 24 de febrero de 1815: "Observe Vuestra Majestad a los que se le presentan con planes y proyectos a favor de la Patria; mírelos Vuestra Majestad a las manos y si llevan carne en las uñas no hay que dudar que son los que nos hacen tanto mal, los que han dado ocasión al nuevo adagio que repiten hasta los niños por las calles, a saber: "Viva Fernando, y vamos robando", importándoles una higa la situación del pueblo y el estado de cosas en la nación. El pan es el paradigma de la paz social, de modo que su ausencia equivale a la miseria, la rebelión y la muerte.
Dice el cantar popular:
Tuve un hijo, tuve dos,
tuve tres y hoy tengo cuatro:
¡Cuándo querrá Dios del cielo
que se ponga el pan barato!
Dice el cantar popular:
Tuve un hijo, tuve dos,
tuve tres y hoy tengo cuatro:
¡Cuándo querrá Dios del cielo
que se ponga el pan barato!
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