EL CASTAÑO VIEJO
Viejo árbol, tu tronco,
sabio y rugoso,
con sus ramas como escarpias,
Elevan tu copa al cielo.
Ya no tiene aquel vuelo,
Ni su copa escarolada,
Donde cobijarse a su sombra,
Vetusto, añojo y viejo
ya no eres de las aves
el edén que persiguieron.
Tu piel llena está de heridas
que heredaste de otros tiempos,
Son cicatrices de las hachas y los vientos.
Viejo árbol que en silencio
has visto pasar el tiempo.
Que vistes días felices,
en que los hombres contentos.
A tu sombra ellos comían,
descansaban y también cantaban.
Cantaban viejas canciones,
alegres sones del pueblo.
Viejo árbol carcomido
por el paso de los tiempos,
sabio y majestuoso,
impasible y ya quieto,
Qué pudieras tú contarme
si tuvieses con que hacerlo.
Aunque me hablen las llagas
de tu tronco seco y hueco, nunca podré yo oír
de ti tus sabios consejos.
Viejo árbol, que a la sombra de tus ramas;
Escuchaste hablar, palabras que se perdieron.
Se perdieron entre los vientos.
Se perdieron, en los oídos del necio.
Castaño viejo que a tu sombra
cobijaste enamoramientos.
Fuiste el mudo testigo
de promesas que se hicieron.
Viejo castaño, cuanto admiro de ti,
tu majestad, impavidez y denuedo.
Que proyectas tu sombra de paz,
en el recodo del tiempo.
He encontrado esta poesía dedicada a un viejo árbol, (rodríguezrodri). Con algún pequeño retoque por mi parte. La encontré adecuada para estos fabulosos árboles de nuestra tierra.
Viejo árbol, tu tronco,
sabio y rugoso,
con sus ramas como escarpias,
Elevan tu copa al cielo.
Ya no tiene aquel vuelo,
Ni su copa escarolada,
Donde cobijarse a su sombra,
Vetusto, añojo y viejo
ya no eres de las aves
el edén que persiguieron.
Tu piel llena está de heridas
que heredaste de otros tiempos,
Son cicatrices de las hachas y los vientos.
Viejo árbol que en silencio
has visto pasar el tiempo.
Que vistes días felices,
en que los hombres contentos.
A tu sombra ellos comían,
descansaban y también cantaban.
Cantaban viejas canciones,
alegres sones del pueblo.
Viejo árbol carcomido
por el paso de los tiempos,
sabio y majestuoso,
impasible y ya quieto,
Qué pudieras tú contarme
si tuvieses con que hacerlo.
Aunque me hablen las llagas
de tu tronco seco y hueco, nunca podré yo oír
de ti tus sabios consejos.
Viejo árbol, que a la sombra de tus ramas;
Escuchaste hablar, palabras que se perdieron.
Se perdieron entre los vientos.
Se perdieron, en los oídos del necio.
Castaño viejo que a tu sombra
cobijaste enamoramientos.
Fuiste el mudo testigo
de promesas que se hicieron.
Viejo castaño, cuanto admiro de ti,
tu majestad, impavidez y denuedo.
Que proyectas tu sombra de paz,
en el recodo del tiempo.
He encontrado esta poesía dedicada a un viejo árbol, (rodríguezrodri). Con algún pequeño retoque por mi parte. La encontré adecuada para estos fabulosos árboles de nuestra tierra.