El horizonte en los pinos, LAGUNILLA

Siempre hay un brazo en el que apoyarse, cuando otros te empujan al abismo.
(15 de Agosto de 2011)
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La llegada a Navarra, a ese pueblo conocido como Burlada, dio origen a mi educación escolar. Era la primera vez que aprendía a leer en la cartilla Anaya, en la que disfrutaba viendo dibujos que marcaban el icono de las letras: Uvas para la “U”, elefante para la “E”; sonidos que me embriagaban. Luego los números, canciones infantiles; refranes que me acompañaron hasta la mitad de mi adolescencia. Excursiones de fin de curso a San Sebastián. Ahí, en esas salidas anuales al mar, conocí...
Y todo el horizonte era oxígeno, paz con mucha calma; un regocijo.