Como muy bien dice JSM, a esa canchera hemos ido a rodar el huevo o asar los calbotes de pequeños. Y los juegos eran interminables, porque jugabamos a las guerras, y la cueva era el castillo que había que invadir, o al escondite y la cueva era la casa, y así miles.
Que recuerdos.
Que recuerdos.
Cholo, estaba pensando que esa canchera está un poquito retirada del pueblo ¿no seríais muy niños? Porque yo recuerdo que, aquí en Pamplona, cuando nos metíamos en aventuras de exploradores de mil ruinosas fábricas o edificios abandonados e incluso, organizábamos algunas de nuestras primeras expediciones al monte o el río para construir cabañas, ya rondábamos los diez o doce años. El primer calderete que hice (aún me acuerdo) yo tenía catorce años. Lo hice para la cuadrilla de amigos en un pueblo ... (ver texto completo)