El amor fundamento de la paz
Uno de los actuales temas sociales es la paz. Nosotros puede que nos acordemos a primera instancia de países en guerra; del mismo proceso de paz en nuestro país; o de actuaciones xenófobas que nos reclaman un toque de paz. Sea como fuere lo cierto es que nos encontramos con pluralidad de llamadas para la paz: desde su instancia más local a la amplitud nacional, internacional o mundial. Estos niveles y unas breves reflexiones, constituyen en suma que el amor sea el fundamento de la paz.
Algo así quería expresar el mismo Concilio Vaticano II, cuando en su constitución Gaudium et Spes afirma: "la paz es también fruto del amor, el cual sobrepasa todo lo que la justicia puede realizar". Esto es, la paz exige la instauración de un orden justo en el que los hombres encuentren su dignidad respetada y su libertad personal garantizada. Nos referimos a un orden en el que los hombres no sean objetos de decisiones políticas sino agentes de su propia historia.
Siguiendo en la misma medida, la paz exige gestos continuos de amor para esta instauración de la misma, con lo que podemos decir que la paz es un proceso continuo, presente en todas las civilizaciones, y culturas. Es por ello que la paz no se encuentra sino que se construye en el tiempo, de tal manera que sólo el que construye la paz será hijo de Dios: "Dichosos los que construyen la paz, porque serán llamados hijos de Dios" (Mt 5, 9). En esta construcción de la paz cualquier objetivo personal, partidista, ideológico, económico o político está de lado, pues la paz reviste una exigencia totalizante de amor por parte del hombre.
Ahora bien, la exigencia totalizante del amor como camino para la paz, también abarca el sentido religioso. ¿No nos pasará que hemos olvidado aquella preciosa frase de Santa Teresita del Niño Jesús que dice: "fuera del amor, no hay nada que pueda hacernos gratos a Dios"?...Una de las novedades actuales en el terreno de la paz entre fronteras es que, la paz está rota a causa del conflicto religioso o con lo religioso. Nos referimos por una parte, a los atentados acontecidos muchas veces en nombre de un Dios o en amor a Dios. Pero por otra parte, nos referimos a aquellos sistemas de gobierno que instrumentalizan positiva o negativamente el sentido de lo religioso. Quizá para que esto sea mejor entendido debamos leer el siguiente texto de la encíclica Deus Caritas est del Papa Benedicto XVI:
"El Estado no puede imponer la religión, pero tiene que garantizar su libertad y la paz entre los seguidores de las diversas religiones; la Iglesia, como expresión social de la fe cristiana, por su parte, tiene su independencia y vive su forma comunitaria basada en la fe, que el Estado debe respetar. Son dos esferas distintas, pero siempre en relación recíproca".(no.28.a)
El fundamento de la paz desde el amor nos invita a plantearnos mediaciones decisivas en torno a la paz. Con esto, el hombre postmoderno debe sensibilizar la opinión pública hacia la paz; como organizar y atender a programas de educación para la paz. Igualmente desde el orden de las mediaciones o estructuras (familia, escuela, partidos políticos, ...) han de ejercerse y ejercitarse condiciones de justicia social que hagan posible el fruto de la paz...
En suma, el amor como fundamento de la paz exige no tanto buscar responsables sino responsabilizarnos todos. Es por ello, que finalizamos nuestra exposición con dos frases relevantes de la ya mencionada Santa Teresita del Niño Jesús. La primera para alentarnos en el componente de la acción que conlleva la paz; y la segunda para pacientarnos e ilusionarnos:
"El amor se alimenta de sacrificios". (Santa Teresa de Lisieux)
"Sin el amor, todas las cosas son nada, incluso las más brillantes, como resucitar a los muertos o convertir a los pueblos". (Santa Teresa de Lisieux).
Uno de los actuales temas sociales es la paz. Nosotros puede que nos acordemos a primera instancia de países en guerra; del mismo proceso de paz en nuestro país; o de actuaciones xenófobas que nos reclaman un toque de paz. Sea como fuere lo cierto es que nos encontramos con pluralidad de llamadas para la paz: desde su instancia más local a la amplitud nacional, internacional o mundial. Estos niveles y unas breves reflexiones, constituyen en suma que el amor sea el fundamento de la paz.
Algo así quería expresar el mismo Concilio Vaticano II, cuando en su constitución Gaudium et Spes afirma: "la paz es también fruto del amor, el cual sobrepasa todo lo que la justicia puede realizar". Esto es, la paz exige la instauración de un orden justo en el que los hombres encuentren su dignidad respetada y su libertad personal garantizada. Nos referimos a un orden en el que los hombres no sean objetos de decisiones políticas sino agentes de su propia historia.
Siguiendo en la misma medida, la paz exige gestos continuos de amor para esta instauración de la misma, con lo que podemos decir que la paz es un proceso continuo, presente en todas las civilizaciones, y culturas. Es por ello que la paz no se encuentra sino que se construye en el tiempo, de tal manera que sólo el que construye la paz será hijo de Dios: "Dichosos los que construyen la paz, porque serán llamados hijos de Dios" (Mt 5, 9). En esta construcción de la paz cualquier objetivo personal, partidista, ideológico, económico o político está de lado, pues la paz reviste una exigencia totalizante de amor por parte del hombre.
Ahora bien, la exigencia totalizante del amor como camino para la paz, también abarca el sentido religioso. ¿No nos pasará que hemos olvidado aquella preciosa frase de Santa Teresita del Niño Jesús que dice: "fuera del amor, no hay nada que pueda hacernos gratos a Dios"?...Una de las novedades actuales en el terreno de la paz entre fronteras es que, la paz está rota a causa del conflicto religioso o con lo religioso. Nos referimos por una parte, a los atentados acontecidos muchas veces en nombre de un Dios o en amor a Dios. Pero por otra parte, nos referimos a aquellos sistemas de gobierno que instrumentalizan positiva o negativamente el sentido de lo religioso. Quizá para que esto sea mejor entendido debamos leer el siguiente texto de la encíclica Deus Caritas est del Papa Benedicto XVI:
"El Estado no puede imponer la religión, pero tiene que garantizar su libertad y la paz entre los seguidores de las diversas religiones; la Iglesia, como expresión social de la fe cristiana, por su parte, tiene su independencia y vive su forma comunitaria basada en la fe, que el Estado debe respetar. Son dos esferas distintas, pero siempre en relación recíproca".(no.28.a)
El fundamento de la paz desde el amor nos invita a plantearnos mediaciones decisivas en torno a la paz. Con esto, el hombre postmoderno debe sensibilizar la opinión pública hacia la paz; como organizar y atender a programas de educación para la paz. Igualmente desde el orden de las mediaciones o estructuras (familia, escuela, partidos políticos, ...) han de ejercerse y ejercitarse condiciones de justicia social que hagan posible el fruto de la paz...
En suma, el amor como fundamento de la paz exige no tanto buscar responsables sino responsabilizarnos todos. Es por ello, que finalizamos nuestra exposición con dos frases relevantes de la ya mencionada Santa Teresita del Niño Jesús. La primera para alentarnos en el componente de la acción que conlleva la paz; y la segunda para pacientarnos e ilusionarnos:
"El amor se alimenta de sacrificios". (Santa Teresa de Lisieux)
"Sin el amor, todas las cosas son nada, incluso las más brillantes, como resucitar a los muertos o convertir a los pueblos". (Santa Teresa de Lisieux).