Pase todos los
veranos de mi infancia en
Candelario y en allí pasé los mejores años de mi vida. Allí encontré a mis primeros
amigos, mi primer amor. Cada vez que vuelvo me emociono al recorrer sus
calles. Mis recuerdos infantiles están unidos a los chopos del
parque, el césped donde las mamás ponían sus sillas plegables y tejían mientras nos hacíamos
trajes de indios,
excursiones por la
sierra, nuestros chapuzones en el borrego y el chorizo y nuestros primeros
bailes en las vegas.