BARBADILLO: Tiempo de juegos y de sortear baches que todos conocíamos...

Tiempo de juegos y de sortear baches que todos conocíamos al dedillo. Las calles era nuestro laberinto donde imaginación y destreza se compartía en grupo formando equipo para otros tipos de juegos que las nuevas tecnologías han dejado arrinconados y luego el invierno, ese tiempo que hacía sacar a nuestras madres toda la intendencia para que no pasáramos frío, era cuando más tiempo estábamos en casa, casas sin calefacción donde las puertas y la lumbre estaban condenadas a entenderse, el abrir alguna puerta que formase corriente no solo hacía que el calor emigrase de la casa sino que levantaba las protestas de los que ya estaban acomodados a la anterior temperatura.
Y a pesar de todas las carencias nos creíamos felices porque la vida nos pone alas para que vayamos levantando el vuelo según las necesidades. Por otra parte, cada uno de nosotros tenemos nuestra propia historia y vivencias que cuando se comparte forman pueblo.
Mi pueblo es Barbadillo con calles zambas y quebradas donde resaltan dos plazas como si una de ellas perteneciese al poder divino y la otra al humano. En la de arriba se erige esbelta la espadaña original de la primitiva iglesia que siglos atrás levantaron nuestros ancestros, orgullosa mira los campos hacia poniente. En el lado sur posee un pequeño atrio que cobija la nueva entrada al templo. Un poco más a la derecha está el arco primitivo coronado por un desgastado reloj de pared al que acompaña una casi irreconocible bandera de España. En el lado norte, adosada a ella, la casa del cura en el lugar donde anteriormente fue cementerio. Si seguimos en sentido contrario a las agujas del reloj tenemos las escuelas, hoy día casi centenarias que cuando nacieron, a su derecha, ya estaba el cortino del sr. Domingo que hacía las veces de tejar.
Recuerdos. III